Por Gisela Gentile

Thiago fue víctima de un siniestro vial el 11 de septiembre de 2014, cuando tenía apenas veinte meses de vida y fue embestido por un automóvil. Debido a este violento hecho, le debieron realizar una extracción de la parte frontal del cerebro, por lo cual quedó cuadripléjico.

Así se desencadenó una lucha sostenida por toda una familia, la cual se se ha puesto a disposición del pequeño para lograr mejorar su calidad de vida. Lamentablemente, el caso de Thiago no es el único, son muchos y muchas las que deben sentir el rigor de las trabas burocráticas. Víctor es su abuelo y el encargado de llevarlo a sus consultas médicas; tristemente en el último tiempo han tenido que soportar que Thiago no pueda ser visto por un cirujano.

El abuelo quiso dejar su testimonio en Conclusión y narrar cómo son los días de esta familia y cuan poco feliz es la situación que están atravesando. “Desde ese día a hoy, la lucha es constante por los aparatos que necesita (es electrodependiente), sumado a los pañales, entre otras cosas. Vivir y asistir a una persona con discapacidad lleva mucho tiempo, y acarrea un cansancio mental y físico muy grande”.

Sumada a la lucha que sostiene esta familia día a día para tratar de mejorar la calidad de vida de Thiago, se le sumó la espera para poder ser evaluado por un cirujano, ya que su traqueotomía no está en perfectas condiciones. “Al estar abierto tenemos que cambiarle 10 o 12 remeras por día, porque pierde mucha saliva por el estoma traqueal. Le cambiamos la gasa cada una hora porque vive mojado”, indicó.

Hace dos meses que tiene que ver un cirujano, pero por distintas situaciones esa consulta se dilata. “La doctora de domiciliaria me dijo que me vaya a la guardia del Hospital Víctor J. Vilela para que ahí mismo lo vea un cirujano para decidir si era operable o había que poner un traqueo más grande”.

A las 12 del mediodía ingresó a la guardia y le comentaron que prontamente llegaba el profesional que lo vería. “Estuvimos esperando horas y horas hasta que a las 20 me dicen que finalmente no llegaría y tendría que verlo al día siguiente. Thiago es una persona de riesgo y yo también, teniendo en cuenta que allí se encontraban otros niños enfermos y con tos, por lo cual el riesgo era muy alto”.

Finalmente, ante la larga espera y miedo de contraer alguna enfermedad por estar tantas horas en el hospital, decidieron regresar otro día. “La doctora de domiciliaria logra conseguir el turno para el cirujano que era este pasado jueves a las 13. Estuve allí desde las 12.45, nadie me decía nada, siendo casi las 16 una secretaria pregunta quién estaba para cirugía de traqueo. Fue allí donde varias personas nos acercamos y finalmente nos comunicaron que el cirujano no vendría. Realmente una tomada de pelo”.

Un sentimiento encontrado con una institución que en su momento le salvó la vida a su nieto. “Yo del Vilela no puedo decir nada, ya que tengo a mi nieto vivo gracias a ellos, pero desde hace un par de años noto que la atención no es la misma. Hace muchos años que llevamos a Thiago ahí, nos conocen todos, por ello lo ocurrido nos duele mucho. Era más sencillo que nos dijeran desde el principio que no tenían certeza que viniera el cirujano y no tenernos en espera en vano. Solamente era levantar la gasa mirar el estoma y decidir si es operable o no”.

Años de lucha, que, si bien no llevan a esta familia a bajar los brazos, hacen que cada traba burocrática les haga perder un poco la esperanza de mejorar la calidad de vida de Thiago. “Ya esperamos mucho y realmente que el estoma esté abierto como está, implica que pueda infectarse y tener otras enfermedades que en él son muy peligrosas y podrían poner en riesgo su vida. Thiago también tiene un botón gástrico hace más de un año, cuando en realidad no debería superar los 8 meses, este botón ya no está en buen estado y ya no podemos pasarle comida, y hasta a veces se le sale. Por lo cual, ese tema también nos preocupa mucho ya que nos dicen que no se están consiguiendo y se dificulta el cambio del mismo”, concluyó su abuelo.