Por Gisela Gentile

Si bien los números de casos de Covid-19 siguen disminuyendo en todas las provincias, la vacunación avanza a buen ritmo y la ocupación de camas en el ámbito público ronda el 50%, la pandemia aún no ha terminado. La posibilidad, latente y cercana, de que la cepa Delta se manifieste de manera comunitaria, hace que la tensión aún continúe en términos sanitarios.

A mediados de agosto, la provincia de Santa Fe celebró haber colocado un millón de segundas dosis de vacunas, sumado a que Rosario y Santa Fe son las localidades donde más personas tienen completo el esquema de vacunación (uno de cada cuatro mayores de 18 años ha recibido dos dosis).

>> Te puede interesar: El gobernador Perotti pide que «ningún mayor de 18» quede «sin vacunarse»

Luego de tantos meses de aislamiento, cansancio y restricciones, estos números resultan por demás de alentadores y vislumbran que la salida no se encuentra tan lejana. Pero no se debe perder de vista -según afirman funcionarios de Salud y epidemiólogos- que la variante Delta llegará en poco tiempo y debemos estar preparados, seguir cuidándonos.

Por ello, y en este mismo sentido, no se comprende el apuro por incorporar la presencialidad plena en establecimientos educativos, sector donde se encuentra la población que aún no ha sido vacunada. A lo que hay que sumarle las condiciones edilicias en las escuelas que, lamentablemente, no han podido modificar sus falencias. Otras tantas siguen sufriendo los embates de la precariedad y la falta de inversión.

>>Te puede interesar: Catalejo TV: presencialidad optativa

En este contexto, surge una y otra vez el interrogante de por qué se quieren dejar de lado las burbujas escolares, con la amenaza de una variante que es 100 veces más contagiosa que la que circula en la actualidad. Una de las claves podría ser la elección, a desarrollarse a poco menos de tres semanas, situación que ha condicionado muchas de las decisiones que han tomado los representantes del pueblo.

Tal como lo venimos planteando a las autoridades, estas apresuradas aperturas de actividades en las que también se alinea el Ejecutivo municipal, no colaboran a que disminuya la circulación del virus».

Si bien es probable que en unos meses los niños y niñas reciban las vacunas aprobadas para su edad, hoy en día eso no ocurre. Por lo cual es muy probable que sean ellos y ellas el blanco a atacar por un virus que encuentra a una población adulta vacunada.

>>Te puede interesar: Nivel inicial: vuelta a la presencialidad plena en escuelas públicas y privadas

La educación pública y el manejo de la misma sigue siendo verticalista y poco consensuada con el total de las personas que hacen a la misma. Docentes, personal no docente, directivos, madres, padres, tutores, niños y niñas son quienes día a día dan vida a la comunidad educativa, pero lamentablemente en este proceso pandémico las decisiones no han sido tomadas desde una concepción horizontal y con una visión multisectorial que englobe muchos aspectos de la educación, y no sólo la académica.

De este amplio abanico que conforma la educación pública, emergió un grupo de madres y padres que intentó romper con el statu quo prestablecido. Así fue como desde fines de mayo y con los casos de Covid-19 que no paraban de crecer, el colectivo Familias por la Salud y Educación Pública, comunicó que «no iban a exponer a sus familias». Y acompañaron con un documento que especificaba que optaban por no enviar a sus hijos e hijas a las escuelas porque las condiciones epidemiológicas y sanitarias eran graves. “Tal como lo venimos planteando a las autoridades, estas apresuradas aperturas de actividades en las que también se alinea el Ejecutivo municipal, no colaboran a que disminuya la circulación del virus». Sostuvieron por aquellos meses donde tuvieron que plantarse ante los establecimientos escolares y hacer valer, con sólidos argumentos, que lo primordial era la salud y que se comprometían a continuar con las tareas escolares en sus hogares.

>> Te puede interesar: Regreso a la presencialidad: estatales piden condiciones de trabajo “dignas y salubres”

Ahora y con la inminente vuelta a la presencialidad plena, dicho colectivo emitió un fuerte comunicado que se tituló, “Sin vacunación de nuestros hijos e hijas no se pueden eliminar las burbujas escolares”. A continuación, el texto completo:

Desde mayo venimos planteando nuestra preocupación sobre las pocas respuestas del ministerio de educación de la provincia respecto a las inquietudes y necesidades de las familias que nos preocupan por igual Salud y Educación.

Al día de hoy no obtuvimos ninguna respuesta formal al conjunto de propuestas que fuimos acercando. La mesa multisectorial que propusimos no fue tenida en cuenta. Por lo tanto, el único medio de comunicarnos sigue siendo por este medio.

Gracias a la organización colectiva, logramos mejor comprensión en la mayoría de los establecimientos educativos a los motivos del porque en la segunda ola de rebrotes, no estuvimos enviando a la presencialidad a nuestros hijos e hijas. Pero ahora nos encontramos con una situación contradictoria. Sabemos que la campaña vacunación contra el virus SARS-COV2 ha avanzado, aun cuando hay población que sigue sin querer hacerlo.

Ante la posibilidad casi segura de que nuevas cepas, más contagiosas como la “Delta”, se propaguen rápidamente, pone en alerta a la población menor de 13 años que aún no ha sido inoculada. Por tanto, consideramos que los anuncios de terminar con las burbujas escolares no son solo apresurados, sino imprudentes. Por tanto, pedimos a las autoridades ministeriales tenga la consideración de re-considerar decisiones de éste índole hasta tanto esté vacunada la población infantil de nivel primario y secundario. Porque podría tirarse a la basura el esfuerzo de cuidado, a pesar de las dificultades económica y sociales, que hemos realizado hasta hoy día.