Por Graciana Petrone

“Lo que está pasando hoy tiene que ver con un proyecto de ciudad que se fue dando a lo largo de 30 años”, señaló en diálogo con Conclusión el sacerdote Fabián Belay, referente de la Pastoral contra la Drogadependencia. Durante la charla el religioso abordó diversos temas, en especial las políticas públicas ausentes por más de tres décadas que fueron generando el presente que se vive en Rosario.

Días atrás, la Arquidiócesis de la ciudad junto con las pastorales de Barrios Populares y de Drogadependencia, emitieron un comunicado en el que planteaban propuestas y alertaban sobre una realidad cada vez más compleja.

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A raíz de todo lo que se estaba viviendo, lo que pasó la semana pasada, con la muerte de Máximo y las balaceras que tomaron estado nacional e internacional en la prensa, y con el anuncio de las fuerzas que venían a Rosario, Belay explicó que el objetivo del comunicado “era compartir algunas reflexiones que tiene que ver con la necesidad de políticas públicas en materia social en los barrios”.

“Describimos que lo que está pasando hoy tiene que ver con un proyecto de ciudad que a lo largo de treinta años se fue dando en el cual se desarrolló un sector de la ciudad, pujante, pero lamentablemente hay un sector de la ciudad que fue cayendo cada vez más en la vulnerabilidad en el que el servicio de luz es siempre dificultoso, la luminaria nocturna también, el problema de las cloacas y los colectivos que nunca llegan. Todo esto generó dos ciudades: la turística que hoy se ve amenazada por la otra ciudad que es consecuencia de la exclusión”, apuntó.

Y agregó: “A su vez las dos ciudades están unidad por un sistema de estructuras mafiosas y un sistema vicioso en el cual lamentablemente se nutre una de la otra y terminan siendo descartables en ese sistema los niños, los jóvenes y los adolescentes de los barrios pobres”.

Cuando delinquir es la salida más fácil

Sobre situación que atraviesan los jóvenes más vulnerables, Belay dijo que “muchas veces hay un discurso en el mundo de la política, y muchas veces también en el mundo de los medios de comunicación, de relativizar y no problematizar el tema del consumo”.

“Porque hay una sociedad de consumo en la que no ponemos los anticuerpos para generar una mirada crítica. Por otro lado, nos encontramos que en los barrios, cuando el Estado no está presente, aparecen otros actores y es como un caldo de cultivo par que muchas veces los adolescentes y los niños sean captados”, explicó.

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“Naturalizamos el consumo, naturalizamos el delito, la muerte y por otro lado está al alcance de la mano el hecho de que no hay estrategias de políticas públicas para contener a la niñez y a la adolescencia y aparecen otros actores que ofrecen determinados recursos”.

Más de 20 años sin campañas de prevención

“Desde el Foro de adicciones venimos planteando que hace más de veinte años que no hay campañas de prevención en el tema de sustancias legales e ilegales. El alcohol es una sustancia legal, ¿y eso hace que disminuya el consumo? Tenemos niños y adolescentes que ingresan a otras sustancias a través del alcohol”, dijo Belay.

Al respecto, el sacerdote enfatizó acerca de que no hay datos, ni de observatorios estatales, académicos o de Salud que informen sobre las estadísticas y se preguntó: ¿Qué datos publican sobre las consecuencias que traen los consumos adictivos a nuestra ciudad?”. De este modo, dijo que parece que se “invisibiliza el tema de las adiciones” y que “además no tenemos un sistema de salud preparado”.

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“Hoy en la Universidad Nacional de Rosario y en todas las carreras afines a este tema no cuentan en la currícula cómo abordar este tema. Entonces no problematizamos, no trabajamos en la prevención y no tenemos personas preparadas para la asistencia”, señaló.

La muerte no es una cuestión de clases

Belau dijo que en los barrios populares los jóvenes mueres por balaceras o por suicidios, pero también en la clase media hay personas que terminan muriendo de sobredosis, quitándose la vida o en un accidente de tránsito, mientras que los familiares se hunden en la angustia y la depresión que les genera ver a sus hijos perdiendo la vida de a poco.

“Parecería que está la intención de no visibilizar eso, que es el principal problema que tienen los pobres, la clase media y la clase alta”.

Remar contracorriente

“Las organizaciones civiles, sociales y religiosas fuimos haciendo camino para genera respuestas sobre este tema. Pero si hay un ciudad que va generando respuestas por sí misma, sin el apoyo de un Estado que tiene que organizar y a su vez fortalecer lo que se está haciendo, quedamos limitados”.

Y agregó: “Creemos en la política y creemos que la respuesta tiene que venir de la política. Francisco lo dice, la política es una vocación suprema porque tiene que venir del amor, porque es la que tiene que ayudar a ordenar la vida de una sociedad”.

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En este sentido, Belay dijo que la política tiene que cumplir ese rol y pidió que se corra de los “discursos políticos de grieta” y que se “trabaje por el bien común”.

“Una persona que dice que va a poder sacar a Rosario de esto como un llanero solitario está mintiendo, está vendiendo pececitos de colores porque de esto salimos si hay un gran pacto político, uniendo a las instituciones y a todas las experiencias comunitarias que se están haciendo en el territorio. Cuando asumamos que se puede hacer entre todos, podemos empezar a dar pasos”.

Propuestas

Entre las propuestas que elaboraron y dieron conocer el 7 de marzo pasado las pastorales junto con la Arquidiócesis de Rosario, el sacerdote puntualizó en que haya programas que financien el trabajo comunitario con niñez y adolescencia ya que lo que “se está consumiendo en los barrios vulnerables está generando un desarrollo grave en lo cognitivo y neurológico”.

También recordó sobre la propuesta de que en los barrios donde hay más violencia y consumo las escuelan tengan jornadas extendidas de ocho horas; que el sistema legislativo, tanto municipal como provincial, acompañen con ordenanzas y leyes el trabajo que se está haciendo. “Hay leyes hermosas que son inalcanzables”.

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Finalmente, señaló a los clubes de barrio como un “eslabón importantísimo de contención” y remarcó la necesidad de recibir la ayuda para poder llevar a cabo la tarea comunitaria.

“Hay caminos de solución juntos: la comunidad, la política y el sector privado. Todos tenemos que asumir que esto no se detiene si no logramos sentarnos en una mesa para poder hacer un poco más; yo como sacerdote, el médico, el maestro, el político, el empresario y romper con nuestra zona de confort para aportar a una realidad que es destructiva”, concluyó.