Silvia Castro no tenía familia, pero sí tenía una fuerte red de amigos y compañeros de militancia que había tejido a lo largo de su vida. Esos amigos y compañeros son los que hoy se preguntan, sin descanso, «qué pasó con ‘la flaca'», quien en forma repentina desapareció del barrio y de los lugares que frecuentaba para ser declarada muerta, un mes después, por un supuesto «amigo íntimo» que no sólo dice que está enterrada en una tumba que lleva otro nombre, sino que asegura haber comprado la casa a pesar de que la propiedad no podía ser vendida.

La mujer tenía 57 años y una trayectoria que dejó huellas en todas las personas que la conocieron. Tras contraer VIH en la década del 80, fue despedida del frigorífico en el que trabajaba y, a partir de allí, se dedicó de lleno a batallar contra todas las formas de discriminación. En la ciudad fue, además, una de las primeras personas en militar a favor de la despenalización del consumo de marihuana por razones terapéuticas y su casa era de puertas abiertas para todos aquellos que necesitaban amparo y no tuvieran donde ir.

Tras su desaparición, en el mes de diciembre, una persona apareció en el barrio y dijo haberle comprado la casa en el año 2017. Sin embargo, los vecinos de toda la vida señalan que eso es imposible: «La casa era de la madre y la tía. Y Silvia nunca había hecho la sucesión, así que no puede haber un boleto de compra y venta», explicó Cecilia, amiga de años de «la flaca».

Esa misma persona es la que manifestó ser amigo intimo de Silvia y relató a sus amigos que la había enterrado luego de que falleciera en el hospital Provincial el pasado 23 de enero, donde, supuestamente, había estado internada desde el 24 de diciembre. Y es quien además, según el testimonio de los vecinos, asegura haberle dado sepultura. Sin embargo, sus amigos afirman que en la tumba señalada en el cementerio La Piedad, figura el nombre de otra persona, el de un varón.

Su amiga Cecilia contó a Conclusión que Silvia era muy conocida en la calle, los barrios porque ella hacia «prevención de VIH, estaba en contra de la discriminación, porque ella fue una de las primeras portadoras de VIH en la ciudad y también fue la primera organizadora en defensa de la despenalización por consumo terapéutico».

Amigos y vecinos quieren saber qué pasó con Silvia Castro

«La veíamos lo más bien y, de un día para otro, se ausentó; un mes después no enteramos que había muerto. Logramos averiguar eso pero no sabemos en qué condiciones, ella no tenía familia y acá hay una casa prácticamente tomada, porque la madre y la tía murieron hace más de 10 años y acá hay una supuesta firma de la madre, que ya estaba muerta», contaron.

«Lo que queremos saber es que no le haya pasado nada a causa de la toma de esta casa. Esta casa era un lugar de paso de muchos compañeros y compañeras en situación de calle a los que Silvia les abría las puertas. Es todo muy raro. Silvia no había hecho sucesión de la casa, por lo tanto no puede haberse vendido. Y además, este hombre, que dice ser íntimo amigo aunque nosotros no lo conocíamos, dijo que se ocupó de enterrarla, pero cuando vamos al cementerio La Piedad, hay otro nombre en el lugar en el que supuestamente está enterrada», reclamaron los amigos y vecinos de Silvia.

Por su parte, un vecino concluyó: «Nosotros lo que queremos saber es que pasó, nada más, es una militante histórica en prevención y contra la discriminación, simplemente estamos acá para que la justicia se haga cargo».