En Japón existe la creencia de que doblando mil grullas de papel, se te concede un deseo.

Inspirándose en esa tradición, familiares de víctimas de la violencia y la inseguridad colgaron por sexto año consecutivo cientos de grullas en el Centro de Justicia Penal, en esta oportunidad, con el deseo de “una justicia más humanizada”.

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“Es una actividad que venimos haciendo cada año. Se trata de colgar mil grullas por la paz, como cuenta la leyenda japonesa”, comenzó contando a Conclusión,  Gabriela Vega, integrante de la cooperativa de trabajo “Pariendo Justicia”, quien junto a otros familiares promueve dicha intervención.

Luego, explicó que para este 2023, el pedido es “una justicia más humanizada, una justicia humana, sin tanta perspectiva de todo lo que a veces quieren decirnos o todas esas capacitaciones que quizás quieran hacer. Con ser un poco más humanos podríamos alcanzarla y podríamos todos acceder a la Justicia”.

“Es un anhelo casi generalizado aquí en Rosario, una justicia más humana, más dinámica, que tenga los tiempos de las personas, porque los tiempos de la justicia no son los nuestros”, señaló y agregó: “Y como somos de los barrios populares, porque la mayoría de las mujeres que estamos acá venimos de los barrios con derechos vulnerados, sabemos que a nadie le importa, no hay un aparato atrás insistiendo por justicia, simplemente quedamos nosotras, las madres, hermanas, compañeras, hijas”.


En ese sentido, Vega insistió en que “la justicia retardada no es justicia” y apeló a que acciones como las mil grullas ayuden a “lo simbólico, a reparar, y sirva para visibilizar, y más cuando venimos de los barrios más vulnerados, cuando venimos de derechos vulnerados, estas visibilizaciones son muy importantes”.

“En algún momento tiene que mover y generar algo en las personas”, cerró esperanzada en diálogo con este medio.

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