Por Alejandro Maidana

La idea de la inexistencia de los “negros” es algo que acompaña los días de este país incluso en la actualidad. Algo que podríamos definir como un claro «genocidio discursivo», quizás aún más perverso que aquellos que se concretaron con un deshumanizante baño de sangre. La Argentina blanca, la de las élites dominantes, sigue incidiendo a través de sus distintas armas en la consolidación de un discurso supremacista.

La batalla cultural sigue su curso, las voces que fueron corridas hacia los márgenes de la historia, no dejan de gritar su dolor y exigir el lugar que se merecen. Por ello, la necesidad de condenar todo tipo de explotación o destrato que provenga desde un lugar de privilegio, debe ser menester de todos aquellos que sueñen con un mundo sin tanta mezquindades.

La llegada de un número importante de jóvenes migrantes en los últimos años, nada nuevo para un país que abraza un crisol de etnias, sigue alimentando un debate que atraviesa los distintos sentidos que propugna la sociedad. La idea neoliberal, racista, xenófoba y aporofóbica, de que todo aquel que llega a este país viene con la perversa idea de «quedarse» con nuestro trabajo, contrasta con aquellas resilientes historias que impulsan un necesario cambio de paradigma.

Nicolson cursa el tercer año de medicina, apenas pisó estas tierras comenzó denodadamente a buscar su destino en un lugar sumamente complejo y difícil. Su proyecto universitario suele chocar una y otra vez con una necesidad sistémica, la sobrevivencia. Allí es donde la oferta laboral, precarizada, suele ganar terreno bajo el falaz velo de la oportunidad y el cobijo. La de «Nico» es solo una de las tantas historias perdidas por las callecitas de una ciudad, que sabe más de posar para la foto que de incluir garantizando derechos adquiridos.

Ser migrante en un país con aires europeizantes 

Uno de los lugares de encuentros más visitados por las y los rosarinos, vuelve a estar en el ojo de la tormenta. Destrato, precarización y actitudes racistas, vuelven a interpelar medularmente a la empresa. “Ingreso a trabajar en Rock & Feller’s en octubre de 2018 desempeñándome en el sector de compras, en ese momento contaba con dos encargados y un compañero de trabajo. Entre los cuatro coordinábamos el ingreso de mercadería, pero lo más grueso lo hacíamos nosotros dos. Debido a la pandemia, comenzamos a padecer la reducción de personal, allí quiénes tenían contrato renovable cada tres meses, perdieron su sustento, lo que empujó a que quién me acompañaba en el local del Alto, tuviera que pasar al de Oroño, es decir, que para dos puestos que requieren de diez personas, solo utilizaban cuatro”, sostuvo Saint Louis Nicolson.

Es muy triste como emerge, tanto de manera consciente como inconsciente, el racismo en las personas; en lo particular he llorado muchas veces en soledad, y se de casos que han llegado hasta el suicidio por el martirio del que han sido víctimas. 

¿Cuánto aguanta un cuerpo? ¿Lo que el sistema dictamine? “Allí le planteo al gerente que es imposible realizar este trabajo en soledad, ya que la carga y descarga es muy dura, y en aquellos momentos donde no funciona el montacargas, el traslado de mercaderías había que hacerlo a mano. Se comprometieron a sumar gente, pero solo lo hicieron en otros sectores, dejándome solo, allí mi cuerpo comienza a pasarme factura, ya que tanto mi espalda como la rodilla, comenzaron a imposibilitarme en los movimientos. Cuando realizo la consulta médica, se me indica que mi obra social no cubría el tratamiento que debía realizar, situación que hace que se me otorgue una semana de reposo. Regreso al trabajo la primera semana de enero de este año, mi rodilla no daba más, me era imposible caminar, desplazarme. Al día de hoy sigo la rehabilitación con dos masajistas por los intensos dolores en mi espalda, donde se me recomienda hacer ejercicios para colaborar en que la gran contractura vaya cediendo. Es ahí donde decido retomar la actividad del tenis, situación que para ellos no correspondía y es en ese momento que me solicitan la renuncia, cosa que no hice”, enfatizó Nicolson.

Una patronal que descree el relato de quién no faltó jamás a su trabajo, y que incluso nunca llegó después de hora. Una demostración cabal de lo deshumanizada de la visión de quiénes no dudan en cosificar y desechar a placer quiénes colaboran para que sus arcas puedan crecer cotidianamente.“Previamente les había comentado que el turno para el especialista debido a la pandemia me iba a demandar unas semanas, situación que me imposibilitaba de contar con un certificado de la especialidad, si bien mis dolores eran agudos. Cabe destacar que también les solicité poder ser trasladado a otro sector, con la intención de alivianar la carga y seguir en actividad, cosa que me fue denegada, si bien las rotaciones se dan a menudo. Me amenazaron con otorgar malas referencias para que no pueda encontrar trabajo debido a mi negativa por no firmar la renuncia, como iba a firmar en contra mío. En este lugar solo me blanquearon por cuatro horas, cuando en realidad debía cumplir ocho en su totalidad, si bien he llegado a trabajar diez y más. Como dato también es preciso agregar que no me permitieron tomarme las vacaciones que me correspondían en el 2020”.

Siempre me pongo en el lugar de los demás, me apena mucho las penurias que va a tener que pasar quién ingresó por mí, su cuerpo en poco tiempo va a comenzar a gritar su dolor por la explotación a la que va a ser víctima. 

El abuso radica en la imperiosa necesidad de trabajo que existe, potenciado por el racismo que cargan aquellos que ven en los migrantes una oportunidad ideal para la explotación laboral sin restricciones. “Es muy triste como emerge tanto de manera consciente como inconsciente el racismo en las personas, en lo particular he llorado muchas veces en soledad, y se de casos que han llegado hasta el suicidio por el martirio del que han sido víctimas. Es una lucha que vamos a tener que dar de por vida, no le veo futuro a este mundo si sigue prevaleciendo tanto racismo, tanto odio. No hay ganas de cambiar, la persona racista no solo discrimina al negro, también lo hace con el pobre, esa persona no está dispuesta a ayudar o tender una mano a quién la necesita”.

La firma en cuestión no quiere hacerse cargo de lo que le corresponde por ley, una puja que recién comienza pero que amenaza con extenderse en el tiempo. “Hemos tenido una audiencia con la patronal, ya que finalmente decidieron despedirme, y si bien junto a mi abogado le solicitamos la reincorporación por considerar sumamente injusto el despido, no accedieron. Doblegando la apuesta se niegan a abonar lo que corresponde por indemnización y vacaciones adeudadas, es decir, lamentablemente tuvimos que llegar al juicio. Es más, también desoyeron un certificado expedido por un psicólogo que en su análisis no duda en diagnosticarme estrés laboral. Quiero que quede algo muy en claro, yo provengo de una familia muy humilde, la que sostuvo estoicamente mi madre, ya que no pude conocer a mi padre, por ello siempre me pongo en el lugar de los demás, por ello me apena mucho las penurias que va a tener que pasar quién ingresó por mí, ya que su cuerpo en poco tiempo va a comenzar a gritar su dolor por la explotación a la que va a ser víctima. En mi caso no tengo hijos, pero pienso en la gente que sí los tiene y que este tipo de trabajos los imposibilita en poco tiempo de poder disfrutarlos”.

Disminuir el número del personal, pero conservar las tareas que se realizan diariamente. El capitalismo y sus aplicados discípulos. “El poderoso hace uso y abuso de su poder, por ello es tanto el sufrimiento de las mayorías. Este lugar como tantos otros, no tiene consideración alguna por la gente que trabaja para ellos. Pasaron de 350 empleados a poco más de 230, pero destacando que el trabajo lejos estuvo de amainar, ya que se mantuvo los estándares del lugar, es decir, las y los trabajadores tuvieron que doblegarse. El empleador debe entender que sin los trabajadores ellos no pueden hacer su fortuna, no pueden poner de pie ningún proyecto.

Si se van a España o Italia, la gente los va a mirar como ustedes me miran a mí, como migrante, y a nadie le va a importar tu árbol genealógico.

Un último mensaje que invita a realizar una profunda mirada introspectiva en tiempos coléricos. “Yo amo la Argentina, y me duele mucho escuchar como argumento que mi bisabuelo o bisabuela eran de tal país europeo, una forma mezquina de no hacerse cargo que primero que todo son argentinos, y en lugar de luchar por transformar la realidad, prefieren abandonarla. Si se van a España o Italia, la gente los va a mirar como ustedes me miran a mí, como migrante, y a nadie le va a importar tu árbol genealógico. La explotación laboral es tan repudiable como el racismo que atraviesa esta sociedad, una idea de superioridad que hace mucho daño, por ello hay que batallar para torcer el rumbo de la historia, ya que los privilegios no pueden ser utilizados en contra de ningún ser humano”, concluyó Nicolson.