Un ejemplo de vida. Lisandro “Lichu” Zeno, el joven rosarino de 25 años que padece leucemia aguda, escribió una carta en su cuenta de Facebook que conmovió a todos y pronto se difundió como ejemplo de esperanza y valentía. El rugbier de Jockey Club se encuentra internado en el Hospital Austral de Pilar esperando el ansiado miércoles 9, cuando por fin recibirá su tan esperado trasplante de médula ósea.

«Hoy conocí a Marcela, una de las enfermeras que me cuida y que además se dedica a los cuidados paliativos, es decir, de los enfermos en fase avanzada o enfermedad terminal».

«Antes no entendía esta especialidad porque creía que el objetivo del médico era curar; y estos pacientes no tienen cura, están condenados a morir! Mi problema era que vivía en base a metas y no me permitía disfrutar del camino!».

«Marce me enseñó que su objetivo no es alargar la vida del paciente, sino que es acompañarlo y conseguir que el enfermo deba soportar el menor dolor posible hasta el último de sus días!».

«Esta reflexión me hizo darme cuenta de lo poco que se habla de la muerte! Parecería un tema tabú. A lo largo de toda nuestra vida no nos hablan del tema; nos lo esquivan!!! Nos hacen creer que vamos a vivir infinitamente, y así nos relajamos pensando que tenemos todo el tiempo del mundo por delante! Así estamos: esperando que nuestro sueños vengan hacia nosotros, creyendo que viviremos eternamente para cumplirlos más adelante!!!».

«Creo que no hablar de la muerte es la causa más importante por la cual le tememos, es mero desconocimiento!».

«Si en cambio, nos hablaran de ella como el fin de esta vida terrenal, como parte del ciclo de la vida donde todo empieza y termina alguna vez, la aceptaríamos!».

«La única consecuencia de esto sería disfrutar muchísimo más de la vida, sabiendo que no hay que perder ni un segundo de ella pasándola mal! Hay que ser consciente de que estamos vivos por un período limitado de tiempo; y así estaremos un poco mas cerca de la felicidad, que no es otra cosa que disfrutar de cada instante de esta maravillosa vida, como por ejemplo este hermoso atardecer que nos acompaña todas las tardes».

Lichu nunca paró de luchar, de buscar su donante compatible y de querer concientizar a la sociedad que ser donante es salvar vidas.