Por Belén Corvalán 

Según informes difundidos en los últimos días por la Universidad Católica Argentina (UCA) y por Unicef, más de seis millones de personas en la Argentina padecen hambre, es decir, que uno de cada diez hogares no posee los recursos necesarios para alimentar a todos sus integrantes. Las cifras que preocupan reflejan que una gran parte de la sociedad vive en situación de pobreza imposibilitada de acceder a una buena calidad de vida.

En referencia a estos datos difundidos, Conclusión, dialogó con Monseñor Eduardo Martin, Arzobispo de la ciudad, quien opinó al respecto y dio su perspectiva sobre la situación que padece el país: «Es la deuda que tenemos como sociedad y como democracia que además del ejercicio de las libertades y de la elección de las autoridades por parte del pueblo, nos falta poder achicar la brecha entre los que más tienen, y los que menos tienen. Principalmente sobre los que padecen pobreza e indigencia, y hasta hambre».

Según la noción percibida por Monseñor Martin en sus recorridas a los barrios precarios de la ciudad, las situaciones de indigencia se han acrecentado, y expresó que la pobreza estructural que sufre gran parte de la sociedad es un problema que viene de hace años y que continúa siendo una materia pendiente, que hasta el momento ningún gobierno ha podido solucionar.

El Arzobispo subrayó la importancia de que haya mayores posibilidades laborales como un paliativo para combatir la situación de personas carenciadas, «Se necesita un camino más firme en orden a la creación del empleo, que es lo que permite que las personas poder salir de una situación de precariedad. Creo que ahí está el desafío, en  las autoridades, y en los distintos actores sociales», en ese sentido, expresó la responsabilidad que poseen los funcionarios políticos para que la situación cambie y mejore para los argentinos ,»Ha habido distintas políticas y el problema no se ha resuelto. Creo que es una invitación a la humildad a reconocer que el problema es muy difícil y que se necesitan buscar políticas más consensuadas que ayuden a superar este problema».

Por otro lado, Monseñor Martin, también remarcó la  solidaridad como uno de los valores que más presentes tienen que estar en estos tiempos: «Esto nos invita a todos a ser solidarios, las Iglesias, las distintas obras que se van realizando que hay que tender una mano permanentemente. Tiene que ser la política la que busque las normas adecuadas para que la equidad pueda ser una realidad palpable en nuestra Patria», y concluyó con un mensaje alentador:»Aunque la realidad sea difícil no hay que perder la esperanza, y hay que creer que toda realidad en el fondo encierra un bien y que desde la mirada de la fe todo puede ser una ocasión para retomar el camino, aún en medio de las dificultades, pero nunca perder la esperanza».