En el siglo XIX, y gracias a la llegada de inmigrantes italianos, Rosario se convirtió en una de las ciudades argentina con mayor producción de pan dulce: un alimento tradicional de la mesa navideña, que hacia inicios de 1900 se perfilaba como un fuerte gastronómico de la ciudad.

En alusión a la fecha, el Museo Histórico Provincial de Rosario “Dr. Julio Marc” –ubicado en el corazón del Parque Independencia– publicó en sus redes sociales un repaso de la historia del pan dulce en la ciudad. Ese tradicional postre navideño, de origen milanés, llegó a Argentina a mediados del siglo XIX, introducido por los inmigrantes italianos, principalmente los que venían del norte de este país europeo.

Si bien en un principio este panificado era producido en los hogares y se compartían dentro del ámbito familiar, con el correr de los años los inmigrantes comenzaron a producir a mayor escala o, incluso, a alzar panaderías, en donde cada mes de diciembre ofrecían pan dulce en diferentes versiones. Las variedades de este postre cambiaban según el origen de sus productores y consumidores: se destacaban los estilos provenientes de Milán, Venecia y Génova.

 

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Tal era la producción de pan dulce en la ciudad, que en 1898 –y según reportó el Museo Julio Marc– un turista publicó una nota en la revista “Caras y Caretas”, en donde aseguró que en la confitería “Los dos chinos” de Rosario se ofrecían pan dulces “en sus mil variedades, mucho pan dulce, una pampa de pan dulce, una cadena de montañas formadas de pan dulce, el caos de pan dulce, el infinito de pan de dulce…”.

“Para estas navidades se habían horneado 3.400 kilos de pan dulce, transformando a la ciudad en polo productor de ese postre. A los pocos años, ‘La Europea’ los enviaba a cualquier punto del país y la empresa Echesortu y Casas promocionaba su Moscatel Rosado para comer con pan dulce”, indicaron desde el museo.

Sin embargo, y pese a este incipiente éxito, la producción a gran escala llegó en la década de 1920. Una de las panaderías que compitió por un mercado en constante crecimiento fue “La Poderosa”, propiedad de los italianos Manfredi y Michelotti.

“En 1934, para ganar audiencia la Radio Splendid entregó de forma gratuita 5.500 kilos de pan dulce atrayendo a las puertas de su edificio a una comentada multitud de rosarinos, liderada por los canillitas. Nadie quería pasar las fiestas sin pan dulce. A diferencia de otros países, era ya un producto de consumo nacional. Desde 1947, el Estado al mando del peronismo comenzó a distribuir entre los sectores más carenciados pan dulces producidos en diversas industrias locales, llegando en 1952 a encargar 1.800.670 kilos. En Rosario, como sucedía desde principios de siglo, se produjeron una buena parte de ellos, brindando a los rosarinos unas fiestas en paz, con pan (dulce) y trabajo”, concluyeron desde el espacio histórico de la ciudad.