“Queremos que exista una legislación nacional que obligue a las empresas a hacerse cargo del impacto de sus productos”, le dijo a Conclusión Mirko Moskat, integrante del Taller Ecologista.

El plástico es omnipresente. Podemos encontrarlo en los envases de los productos, incluso como ingrediente en los cosméticos, en el textil de la ropa, en materiales de construcción, juguetes y en multitud de utensilios y objetos.

Las cifras actuales son alarmantes: para el 2050 se estima que podría haber más plásticos que peces en los océanos.  Según la ONU, se estima que globalmente se arrojan al mar 13 millones de toneladas de plástico cada año, lo que equivale a un camión de basura que vacía una carga completa en el océano cada minuto.

Los océanos  cubren más del 70% de la superficie de la Tierra y producen aproximadamente el 50% del oxígeno que respiramos. A su vez son reguladores del clima en el mundo, tanto de la temperatura, como absorbiendo gases de efecto invernadero (CO2 principalmente) que los hacen más ácidos. Pero tienen un límite de cuánto pueden absorber y acumular sin que sus condiciones físicas, químicas y biológicas cambien y se vean impactos negativos en sus ecosistemas, y consecuentemente en nosotros.

Por un 2019 con menos plásticos

El comienzo del año en la ciudad no está siendo auspicioso en relación a uno de los principales problemas globales, que en particular durante 2018 estuvo al tope de la agenda mundial: la contaminación causada por los plásticos y los productos descartables.

“Apenas comenzado el  2019 los festejos de año nuevo a la vera del río Paraná dejaron su huella. Esparcidos en el  parque lindante al río quedaron cientos de elementos plásticos, como botellas de un único uso y otros envases descartables también problemáticos, como las latitas”, sostuvieron desde el Colectivo Más Río Menos Basura.

En el 2018 se confirmó que las partículas de plásticos ya están en todos lados: en el agua embotellada, en heces humanas, en la fauna, en las costas del río Paraná. Tal es así que Naciones Unidas para el Día Mundial del Ambiente eligió la contaminación por plásticos como el tema central a trabajar, y una fundación española acuñó la palabra “microplásticos” como la palabra del año.

“Estos hechos, junto con varios más que ocurrieron en 2018, muestran la gravedad del problema de los plásticos, es por ello que tanto la política como la ciudadanía deberían comprometerse con la cuestión”.

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La Unión Europea concluyó el año 2018 con mucho debate y acordando una ambiciosa directiva que busca eliminar y reducir el uso de determinados elementos descartables. Por ejemplo, prohíbe los platos y cubiertos descartables, sorbetes, revolvedores y las bandejas de comida y vasos descartables de telgopor. Además, prohíbe los plásticos oxodegradables, aún usados en nuestra ciudad por comercios que entregan bolsas de este material.

Asimismo, durante el 2018 las acciones de recolección de residuos en las costas mostraron una vez más la prevalencia de los plásticos descartables en este problema y la responsabilidad de las grandes empresas. La jornada “Más Río Menos Basura” realizada por tercera vez en la zona de Rosario mostró que un 80% de los ítems recolectados son plásticos, principalmente envases de bebidas, siendo Coca Cola la empresa con la mayor cantidad de envases encontrados en el río. Además arrojó una novedad: un crecimiento notable en la cantidad recolectada de latas de bebidas que, aunque no sean de plástico, también representan un problema en tanto son descartables.

Una realidad escabrosa que se afianza, “para dar cuenta de cuán lejos ha llegado la problemática, quizás baste mencionar que en marzo de 2018 se publicaron dos estudios que analizaron la presencia de microplásticos en agua embotellada, la misma que las empresas buscan vender alegando sobre su pureza. Nada más lejos de la realidad. Entre ambos estudios se analizaron cerca de 300 botellas de agua de 27 marcas distintas compradas en 9 países. Ambos arrojaron conclusiones similares: en más del  90% de las botellas se encontraron microplásticos, en torno a 10 partículas por litro de las más grandes y más de 300 de las más pequeñas”.

Ante este escenario ¿Qué se espera  para el año 2019? “Desde el colectivo de organizaciones “Más Río Menos Basura” esperamos que los ciudadanos y las ciudadanas comprendamos cabalmente la magnitud del problema y actuemos en consecuencia. Propuestas como Guerras de bombuchas  a la vera del río o megafiestas en las islas con uso masivo de artículos descartables,  no parecen ir en esa dirección”, comentó Mirko Moskat integrante del colectivo y miembro del Taller Ecologista de la ciudad consultado por Conclusión.

Con respecto a la responsabilidad de las empresas, Moskat fue tajante, “queremos que exista una legislación nacional que obligue a las empresas a hacerse cargo del impacto de sus productos. Esto se conoce como legislación de responsabilidad extendida del productor, esto debería obligar a que las empresas como mínimo paguen por el reciclaje de los envases de sus productos, persiguiendo el fin último de que lo retornable termine imponiéndose a lo descartable”.

Esta normativa es una materia pendiente a nivel nacional, y la misma en la actualidad no se está discutiendo. “Pese a esto las ciudades pueden tomar un rol activo y protagónico, que si bien no va a alcanzar para la solución completa de la cuestión, puede generar avances significativos, por ejemplo, las bolsas plásticas de los supermercados. Más allá de esto último, queda mucho por hacer, es importante disminuir el uso de descartables en bares, restaurantes y supermercados  que envasan internamente sus productos. Estos últimos también pueden reclamar a las empresas cambios en torno al envasado. Se pueden iniciar normativas locales que escalen un poco la reducción de descartables a nivel local, esto podría generar cierta presión a la Nación, ya que otras ciudades del país también comienzan a transitar este importantísimo camino”, enfatizó.

“El Concejo podría comenzar con el proyecto que las organizaciones presentamos a fin de 2017 para que la institución sea ejemplar dejando de utilizar elementos descartables. Y seguir, mientras tanto, reclamando a las grandes empresas, las responsables de fondo de este modelo de consumo que amenaza la vida en el planeta”, concluyó Mirko Moskat.