Por Guido Brunet
Un sueño inconcluso. Eso es el proyecto de centro cultural que se planeaba para el lugar que vio nacer al Che Guevara.
Tras casi 20 años de intentar gestionar un espacio de homenaje a la figura del revolucionario argentino, al no poder conseguir su objetivo, los dueños del inmueble decidieron finalmente poner en venta -a un precio cercano al de tasación- el departamento emplazado en pleno microcentro de la ciudad.
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Recorrimos la histórica casa del Che y te mostramos…Publicado por Conclusión en Sábado, 4 de julio de 2020
Los propietarios son los empresarios locales Francisco Farrugia y Manuel de la Rica, quienes ahora viven en Italia y Brasil respectivamente. El segundo fue uno de los responsables del grupo Prisa de España y vivió muchos años en Madrid.
El departamento de estilo francés se encuentra en el segundo piso del edificio ubicado en la centrica esquina de Urquiza y Entre Ríos, en el inmueble obra del reconocido arquitecto Alejandro Bustillo. En sus 220 metros cuadrados, el piso contiene fotografías del Che desde sus primeros meses de vida hasta la icónica imagen de su rostro en primer plano, cuando ya era era parte del gobierno cubano, que se replica en todas las remeras dedicadas al revolucionario.
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Al departamento llegaron a visitarlo los hijos del Che cuando vinieron a Argentina y Alberto Granado, amigo entrañable y compañero de estudios con el que recorrió América Latina en motocicleta.
Los titulares habían planeado instalar allí un centro cultural, pero nunca prosperó. El espacio hoy en día está señalizado como lugar histórico, y es el punto principal de «El circuito del Che», un recorrido por los puntos más significativos de su vida en Rosario que promociona la intendencia, muy lejos de la idea de armar un museo para sostener la memoria del médico.
El abogado rosarino Horacio Baldoni es quien gestiona la venta a nivel local, fue también quien tramitó la compra en 2001. En diálogo con Conclusión relata que todo comenzó con un grupo de amigos, entre los cuales se encontraba el “Negro” Fontanarrosa.
Por esos años un grupo de rosarinos planeó crear una fundación en honor al Che Guevara. Del proyecto participaron figuras de renombre nacional e internacional como Fontanarrosa (amigo de Baldoni y de quienes compraron el departamento), Mercedes Sosa y Gabriel García Marquez, entre otros.
“Fue algo hermoso, un sueño, pero (Sosa, Fontanarrosa y García Márquez) se murieron y el proyecto lentamente se fue cayendo”, mencionó Baldoni, quien apuntó que durante estos años han tenido conversaciones con la Municipalidad, el Gobierno provincial e incluso gobiernos de otros países para llevar adelante la idea del museo, pero las charlas nunca llegaron a hechos concretos.
Al mismo tiempo comenta que lograron realizar algunos proyectos solidarios, como conseguir un colectivo para la Fundación La Higuera, que brinda asistencia médica en el Impenetrable Chaqueño, o ayuda en barrio Las Flores.
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Una de las razones de que el proyecto no pueda materializarse es que, al estar dentro de un edificio, el consorcio no ve con buenos ojos la circulación de personas ajenas al condominio. Para eso, lo ideal, de acuerdo a Baldoni, sería que se adquieran las tres unidades del segundo piso.
“El Che es conocido en todo el mundo. Los dueños quieren que la compre alguien que pueda reflotar este proyecto del centro cultural, por eso se vende a un precio bajo. Nunca hubo un objetivo de lucrar con el departamento”, señala Baldoni.
Las circunstancias del nacimiento del Che en Rosario son casi casuales, ya que los Guevara vivían en Misiones y llegaron a la ciudad momentos antes del parto, que se produjo el 14 de junio de 1928. Algunos historiadores afirman que el natalicio se produjo en esa misma propiedad del centro rosarino, terminada de construir el año anterior, mientras que otros aseguran que fue en el Hospital Centenario.
Luego, la familia se instaló en Buenos Aires y más tarde en Córdoba. Pero un joven Ernesto Guevara volvía asiduamente para visitar a su novia de ese momento, Clemencia. La relación de Che con la ciudad, no por efímera fue menos trascendente.
