Por Gisela Gentile

La violencia hacia lesbianas, bisexuales u otras identidades que son percibidas como lesbianas debe ser visibilizada con el fin de poder pensarlo como un problema social. Dentro de dichas agresiones, se puede visibilizar todo tipo de discriminación, violencia simbólica, verbal, física, discriminación laboral, violencia institucional, entre tantas otras.

A fines de 2019 el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, en conjunto con la Federación Argentina LGBT, indicó que en 2018, 67 personas murieron en Argentina como consecuencia de crímenes de odio basados en la identidad sexual y falta de acceso a derechos básicos. Sumándole también que muchos casos de discriminación o peor aún, crímenes de odio, han quedado  impunes. Por lo cual es urgente que se lleven a cabo política públicas que permitan que todos y todas podamos ser libres o gozar de los mismos derechos.

A días de haberse cumplido 52 años de la represión policial ocurrida el 28 de junio de 1969 en Stonewall Inn (Nueva York), que dio origen al día del orgullo gay, tenemos que seguir visibilizando casos de lesboodio o lesbofobia.

Natalí tiene 35 años y vive junto a su madre en Barrio la Florida, en una medular charla con Conclusión, tuvo la valentía de hacer pública su historia y visibilizar cómo diariamente debe convivir con la lesbofobia y amenazas de sus vecinos. “Siempre viví en el mismo domicilio, desde muy chica me dí cuenta de mi inclinación sexual, de mi gusto hacia las mujeres. Soy lesbiana asumida desde muy pequeña y no lo oculto”.

Por este motivo tuvo que vivir constantes hostigamientos a lo largo de su vida. “Siempre sufrí discriminación, hostigamientos, amenazas de muerte, agresiones tanto del índole físico, verbal y psicológicas. En la actualidad sufrimos junto a mi madre, que también es lesbiana como yo, extorsiones económicas y amenazas para que nos vayamos de nuestro hogar. Ellos no quieren que vivamos en dicho domicilio por homofobia, esto nos sucede con algunos vecinos de mi barrio”.

Nos amenazan de muerte, con que nos van a usurpar nuestro hogar porque no quieren que vivamos aquí

Las personas que amenazan a diario a estas dos mujeres muestran un claro accionar movilizado por el odio. “Nos amenazan de muerte, con que nos van a usurpar nuestro hogar porque no quieren que vivamos aquí. Claramente son todas acciones homofóbicas”.

Los incidentes de odio contra personas debido a su orientación sexual o identidad de género, se dan a diario a lo largo y ancho del mundo. Pero además de lo antes mencionado, existen delitos más graves, las personas LGTBI se enfrentan cotidianamente a reacciones de carácter homofóbicas que van más allá de las agresiones o los insultos. “Por ser lesbiana me ocurrieron diferentes sucesos, uno de los más violentos fue cuando me pusieron un arma en la cabeza, y la persona que me lo hacía me decía que me iba a violar, a matar, y que luego me tiraría en una zanja”.

Además de esas tremendas amenazas, se le suma la violencia verbal que sufren a diario. “De manera repetitiva diferentes personas del barrio me dicen que yo para ellos soy un hombre y me hostigan diciéndome que soy una torta inmunda, que debería involucrarme con ellos sexualmente, y agregan barbaridades irreproducibles con respecto a sus órganos genitales”. 

Extorsión: Pagar por tranquilidad

A las aberrantes acciones y amenazas que valientemente Natalí expresó a este medio, debemos sumarle también que estos sujetos van más allá de la lesbofobia e intentan obtener un rédito económico de esta escabrosa situación. “Cuando nos extorsionan económicamente nos dicen ‘machitos de mierda’, ‘putos sin huevos’, ‘paguen la cuota que nos deben’”.

Agresiones físicas hacia mi persona recibí de diferentes actores sociales, tanto hombres como mujeres. Los últimos episodios han sido aún más violentos, y sumado a las amenazas verbales, aluden que tienen armas de fuego y que nos van apegar un tiro en la frente.

La libertad coartada por un grupo de vecinos que no tolera que estas mujeres elijan que hacer o no hacer con sus vidas. “Ellos nos quieren cobrar una cuota mensual para que de esa manera nos dejen vivir tranquilas, a mí y a mi mamá. Por supuesto no accedemos a pagarla, por lo cual nos siguen hostigando y cada vez incrementan más su odio hacia nosotras.  En varias oportunidades nos dijeron que nos iban a hacer ir del barrio, sea como sea porque nos odian”.

Natalí ha realizado las denuncias de estos hechos en los lugares correspondientes, inclusive la última amenaza, quizás una de las más violentas también ha sido registrada. “He recibido empujones en reiteradas ocasiones, las mismas llevadas a cabo en una escalera de 30 escalones aproximadamente y mientras lo hacían me gritaban ‘tenés que morir’.  Agresiones físicas hacia mi persona recibí de diferentes actores  sociales, tanto hombres como mujeres. Los últimos episodios han sido aún más violentos, y sumado a las amenazas verbales, aluden que tienen armas de fuego y que nos van apegar un tiro en la frente”.

Resulta inadmisible que sigan sucediendo estos hechos aberrantes, llenos de odio, que van en contra de las libertades. “Echan y amenazan a toda persona que se acerque a nuestro departamento, sean amigos, trabajadores, etc. Sufrimos muchos daños y perjuicios económicos. Tememos, tanto mi madre como yo, por nuestras vidas. Nuestro amor no daña, su odio sí”, concluyó.