En noviembre de 2015, un comerciante de 56 años, Rubén Figueroa, fue asesinado tras un robo en su maxiquiosco de Montevideo y Castellanos. Este viernes, casi dos años después, cuatro asaltantes ingresaron en ese mismo local que ahora es atendido por su hija, Celeste, quien forcejeó con los delincuentes sin temor a lo peor.

«Entraron al negocio. Uno estaba armado, traté de forcejear con él porque después de lo que me pasó con mi papá no tengo nada que perder, aunque tengo a mi hija pero yo no voy a permitir más que nadie…», sostuvo y se interrumpió en una entrevista en vivo con Conclusión tras los hechos.

«Hay que vivirlo, que te entren y te invadan así, lo que pasó con mi papá… Yo forcejeé con él y otros de los ladrones sacó otra arma y dije «Bueno, lo dejo», porque ahí sí tuve miedo. Entraron y yo llorando les expliqué que habían matado a mi papá hace dos años acá, les mostré el cartel, y uno de ellos me abraza y me dice que lo siente mucho, y otro de ellos dice ‘Vamos que acá ya los quemaron'», continuó con su desgarrador relato.

Posterior a ese grito, dos se retiraron y de los dos que quedaron uno le quitó el celular. «Yo rogando les pedía que no se lleven el teléfono, que tengo las fotos de mi papá, todos mis recuerdos ahí. Me decía que sacara la memoria, le dije que no tenía y que le daba la plata, mientras apretaba el botón de pánico que no vino absolutamente nadie», contó.

Al respecto, sostuvo que en el pasado varias veces le ha pasado de apretar sin querer el botón y que la policía llegue al lugar, pero esta vez no se presentó nadie: «Me llamaron a los 10 minutos preguntándome si había pasado algo. Les dije que me habían robado y pegado y me respondieron que dieron aviso a la policía, cuando acá no vino nadie y del 911 me dijeron que no recibieron ninguna llamada. Alguno me mintió».

Cuando se apresentó personal policial, de un comando radioeléctrico que pasaba por el lugar, e preguntaron cómo estaban vestidos: «No me acuerdo de cómo estaban vestidos ellos. Me acuerdo de uno, patente, y que él se acuerde de mi cara porque lo paso arriba con el auto seguro. Y cuando sale él con mi celular yo salgo atrás de él y se lo saco del bolsillo. En ese momento me golpeó y me rasguñó el brazo».

«No te puedo explicar cómo quedé. Estaba mi amiga conmigo porque sino hubiese sido una tragedia, yo no hubiese frenado hasta no sacarle el arma, que me maten ellos o que los matase yo. El 25 de noviembre mataron a mi padre en este mismo lugar, y me volvieron a entrar al lugar al lugar en febrero de 2016», finalizó.

Matan a un hombre en Echesortu