En la intersección de Tucumán y Mitre, pleno centro de Rosario, un grupo importante de personas que realizan o participan de alguna manera de la actividad física en los gimnasios, se congregó con el único fin de llevar adelante una clase abierta de zumba, a modo de protesta para que el gobierno provincial revea las restricciones que obliga a cerrar a estos locales durante esta segunda ola de Covid.

Guillermo Tomatis, referente del organismo que los nuclea y quien estuvo a cargo de la organización -en representación de los más de 400 locales-, dialogó con Conclusión para enfatizar los ejes del reclamo.

«La idea era hacer visible nuestra actividad, que fue totalmente discriminada por el gobierno provincial, olvidándose que la actividad física es fuente de salud para la sociedad en su conjunto, entonces nos agrupamos todos los gimnasios del centro para mostrar un poco de lo que hacemos, que es algo saludable, algo bueno para la gente», afirmó.

«Queremos lograr con estas acciones que el gobierno revea las restricciones con nosotros porque somos los únicos que estamos cerrados y nuestro rubro está totalmente al borde la quiebra», agregó Tomatis.

Sobre la restricción puntual a los centros de actividades deportivas, el referente de los gimnasios apuntó: «No tenemos ningún registro de porque nos tocó a nosotros. Nos dijeron que había que volver a las clases presenciales y por eso había que restringir otros rubros. Los gimnasios nos estamos fundiendo porque tenemos que seguir pagando alquileres, impuestos, sueldos y la ayuda del gobierno provincial es ínfima o no existe».

Según Tomatis, «el gobierno provincial no nos atiende», por lo que están a la espera de que «intervenga el intendente municipal por nuestra actividad. Están en peligro muchísimas fuentes laborales por lo que es indispensable que el lunes podamos volver al trabajo».

Por último el representante de los gimnasios céntricos manifestó sentir «un sentimiento de discriminación total».

«Es inconstitucional no permitirnos trabajar. Si el gobierno provincial dijera que por 15 días nos quedamos adentro, todos lo entenderíamos. Pero nosotros solos somos los únicos. Es incomprensible y discriminatorio», concluyó.