Por: Belén Corvalán

Las mejores ideas surgen de los mayores delirios, pero el secreto está en preservar la seguridad en uno mismo. Oscar Maero, profesor de Educación Física, y fundador de Gea Trek, la ONG que trabaja en entrenamiento adaptado para personas con discapacidad, lo puede afirmar. Si no hubiese confiado en él, con la convicción que lo encaminó, se hubiese perdido de vivir lo que el mismo describe como una de las mayores satisfacciones de su vida, hacer cumbre en el Aconcagua con los chicos de la organización, “fue increíble”, expresó Oscar.

“Me dijeron que estaba loco, hasta último momento llegué a creer que estaba errado de que podíamos llegar hasta ahí, me lo puse en duda”, dice y agrega: “llegamos a lo que es Plaza Francia a 4.300 metros, en un tiempo que lo hacen sólo las personas que están entrenando para hacer cumbre”.

La ONG Gea Trek nació hace tres años, de un proyecto que venía de hace más tiempo. Se trata de un multiespacio conformado por un equipo interdisciplinario de entrenamiento adaptado que trabaja en la conducta y mejoras de las actitudes en personas con diversos tipos y niveles de discapacidad como autismo, tgd, esquizofrenia, espina bífida, epilepsia, chicos con síndrome de down, “no tenemos restricción en cuanto a lo que hacemos”, explica el fundador.

Actualmente cuenta con 19 chicos, de los cuales la mayoría son adolescentes y adultos que están desde el inicio, “son los chicos con los que vengo trabajando desde hace años, que fueron creciendo y mi proyecto se fue adaptando a su crecimiento”, expresa Maero, quien hace diez años se especializa en esta actividad que lo apasiona.

El eje fundamental del tratamiento es el deporte, una parte indispensable para el desarrollo de capacidades psicofísicas y de sociabilización, “El objetivo principal es la inclusión mediante actividades deportivas, hemos logrado muchísimas cosas, como reducir o quitar medicación recetadas de por vida “, contó.

La terapia se desarrolla grupalmente, junto con psicólogos, quinesiólogos, profesores de educación física, acompañantes terapéuticos, “Hay momentos en que se necesita de alguna intervención individual, ante alguna crisis o evento particular, entonces el psicólogo actúa  conteniéndolo para luego insertarlo de nuevo en la terapia grupal”.

Dentro de la oferta de ejercicio físico, hay una gran variedad, desde tenis, y fútbol adaptado, trabajo en gimnasio, y natación. Por otro lado, sumado a la parte deportiva, también se abordan tareas en donde se trabaja en modificaciones de conductas inapropiadas, y en el desarrollo de habilidades de la vida diaria, “Además tenemos talleres pre laborales y estamos viendo la posibilidad de un proyecto en el que los chicos puedan ingresar a trabajar a una guardería canina”.

Oscar, quien en sus inicios comenzó como acompañante terapéutico, fue aprendiendo sobre la marcha en reciprocidad con los chicos con los que realizaba las actividades, hasta que conformó su propio espacio y equipo basado en su metodología de trabajo, “Mi primer paciente que tenía ocho años, y ahora tiene veinte, me ha acompañado a lo largo de toda la formación que yo tengo”, y destaca: “Para trabajar en esto, tiene que haber un alto grado de no frustración, no puede ser una de las condiciones básicas, porque todo es a largo plazo”.

En base a un aprendizaje de prueba y error, con confianza en él mismo, y sobre todo, en el otro, fue construyendo la terapia que hoy brindan, de la que han obtenido muy buenos resultados; “Cuando arranca un chico nuevo, inicialmente no miro el diagnóstico, yo no me fijo en lo que dice un papel, mi observación es como hacer que él logre realizar las actividades grupales”, explica, “Siempre hay una adaptación, y una manera para que lo haga, mejor o peor, pero siempre hay una manera de que participe a nivel grupal”.

Una de las metas por las que entrenan durante el año, son los viajes anuales que realizan a la montaña, en donde Maero asume que los avances que se ven son asombrosos, “Entre dos y cuatro años de terapia en un consultorio yo los realizo en cuatro días en la montaña. Yo tengo unos logros en esos días que no los tiene nadie”.

Si bien los chicos van acompañados de un gran equipo para asistirlos en todo momento que sea necesario, los viajes son una forma de promover la autonomía y de construir un objetivo grupal en común, “Es magnífico, les encanta, lo disfrutan mucho. La mayoría, el 90% no se habían separado ni un día de sus papás. Hoy en día, todos vienen a todos los viajes. La última vez que hicimos el cruce de los Andes, fueron siete días que me los lleve. También al Champaqui, pudieron hacer cumbre los 19 chicos, incluyendo los que estaban en silla de ruedas”, y agrega: “Terminan fundidos, nunca los vemos como están  al segundo día de la actividad en la montaña, porque el desgaste es enorme”.

Este año ya están planificando el viaje a Capilla del Monte, para después de julio, y otro para fin de año, a Mendoza, al Cerro Penitente que tiene 4.380 mts, del que participará un grupo más reducido, ya que requiere de una exigencia mayor.

Uno de los pilares fundamentales para que se haya podido concretar Gea Trek, que comenzó siendo sólo un sueño, y hoy trabaja exitosamente, es cambiar la forma de ver la discapacidad y no caer en lugares comunes con respecto a esta. Hacer hincapié en todo lo que sí se puede hacer y creer en que no hay actividades imposibles, sino que en menor o mayor medida, con entrenamiento y confianza todo se puede lograr, solo basta con asumir el desafío de hacerlo, expresa el fundador de la ong, y concluye: “El 90% de la gente hoy en día no tiene la capacidad de incluir. Siempre digo lo mismo: ¿quién tiene una discapacidad ellos o nosotros? Porque ellos no miran juzgándote, ellos te aceptan. Hay que replantearse y sobre todo, aprender a ponerse del otro lado”.