Cuando el arte corre por las venas, busca salir y hacerse escuchar, no hay quien lo detenga. Nicolás Boixader es un claro ejemplo, músico, y dibujante, con referentes como Quino, padre de Mafalda, y Roberto “El negro” Fontanarrosa, humorista y escritor argentino que le dio vida al inolvidable personaje de Inodoro Pereyra, desarrolló una amplia experiencia en lo referido a caricaturas, dibujo, y diseño gráfico. Algunas de sus obras fueron publicadas en medios como el diario “La Capital”, la revista Cablehogar, ADN Semanario, Punto Biz, el Rosarigasino, El Ciudadano, entre otros, pero a esta vasta trayectoria también se le suma la faceta de músico que desarrolla en su banda “Ilustrasonico”, una obra gráfico musical,  donde conjuga, al mismo tiempo, dos de sus pasiones, pinta una obra, mientras que hace percusión.

Actualmente no ejerce nada que tenga que ver con la carrera universitaria que eligió, sino que el Derecho en su vida lo describe como “ese oficio terrestre, y seguro”. “Mi vida se parte en dos”, explicó, por un lado el trabajo diario, y por el otro “el laburo free lance”, el de vocación, donde vuelca todas las ideas y creatividad que le dan vida a distintos personajes de papel.

Ya desde chico recuerda que dibujaba naturalmente, era lo que lo caracterizaba dentro del grupo escolar, “de niño desarrollé este arte gráfico, dibujaba caricaturas en el colegio, que empezó siendo mi primer público, junto con mi familia”. Sin embargo, nunca estudió académicamente, sino que fue una cualidad nata que fue potenciando por sí mismo a costa de absorber videos, y todo tipo de material que estuviese a su alcance, “lo importante es la formación, si sos autodidacta te lo enseñas a vos mismo”.

Recordó un encuentro hace unos cuantos años atrás con el artista rosarino “El negro” Fontanarrosa, uno de los exponentes nacionales del humor gráfico: “hace quince años atrás fui a hablar con él, y me dijo que no estudiara, que ya tenía un estilo definido, me instó a seguir por ahí”, expresó nostálgico haciendo referencia al consejo que recibió de un ídolo.

Destacó que desde siempre se sintió atraído, por “lo satírico”, este género popular que se caracteriza por el tono burlesco ante la recreación de una determinada situación, una especie de crítica que en este caso se sublima en la caricatura, “siempre me gustó el humor gráfico, escribir humor”, y recuerda que en la escuela primaria realizaba caricaturas de los docentes, “lo que a mí más me gusta es lo humorístico, aunque también hago laburos eventualmente “serios” como pueden ser retratos gráficos”.

Si bien el don del dibujo es un talento natural que se desarrolla en la capacidad manual, las herramientas informáticas que brindan los programas de diseño gráfico son grandes facilitadores a la hora de darle vida a los personajes, “la tecnología es importante, pero el diseño y los movimientos siempre parten de la mano, hay nociones que los programas informáticos no es que te suplan, sino que facilitan, ganás en tiempo, eficiencia, y a lo mejor, en calidad de aspecto”, y añadió: “Tenes desde el arte bien manual, que es pura mano, como en las caricaturas. En el humor gráfico manejo la tinta para dibujar, y el coloreado digital, y en el caso de las animaciones también se hace en base a mucho uso de programas de la computadora”. Algunos de los más utilizados por el artista son Photoshop, todo el pack de Adobe, Flash, Illustrator, Corel, entre otros.

En ese sentido, destacó: “El libro te genera cierto ejercicio creativo mental que está buenísimo, y una historieta lo mismo, vos completas lo que dice, las películas, por ejemplo, son mucho más invasivas, y facilitadoras, son diferentes entretenimientos, no te van a dar lo mismo, cada uno tiene su jugo, su ventaja y desventaja. De todas formas sigue en vigencia, por más que la historieta en papel esta venida a menos, con el avance de la era digital”, y agregó: “el humor en tira sigue subsistiendo, lo que si veo, es que ya no tiene el auge de antes, pero es lógico, porque todo evoluciona”.

La ilustración es una forma de reflejar su mirada, es decir, de poder expresar sus propias ideas, aplicándole un tinte de humor y un tono burlesco de una manera lúdica e inocente y sin recaer en dichos ofensivos, “Yo soy un poco descreído de la política, en el fondo todo el mundo arregla, todo el mundo tranza, hoy son todos enemigos de uno, y al otro día se dan la mano, o viceversa. Por experiencia, por historia, te das cuenta que no es respetable. Ojalá pudiéramos respetar a los políticos como se debería”, opinó.

En el caso de las animaciones es mucho mayor la amplitud de lo que deja entrever del artista, ya sea perspectivas, puntos de vista, o formas de pensar con respecto a algo, y ni hablar cuando los personajes hablan, a diferencia de un dibujo de caricatura en donde todo queda resumido en lo plenamente gráfico “hay más limitación, tiene un guiño de cómo causar gracia, sin tampoco causar un desparpajo, ni una caricatura grosera”, y agregó: “está buenísimo, son dos cosas diferentes”.

Las tiras cómicas que a simple vista parecen “inocentes”,  no dejan de ser lenguaje que construye y generaproducción de sentido. El  dibujante rememoró una anécdota, en la que contó la repercusión que causó en una ocasión uno de sus dibujos, “me acuerdo que en la revista Cable Hogar, salía un personaje político que yo hacía, el “concejal currati”, y como se parecía mucho a un político real, en un momento intentaron una bajada. Puede ser que haya tenido que ver con que empecé a tocar ciertas cosas que molestan, eso pasa”, sin embargo destacó: “tampoco hago ofensas, no fueron muchos casos en los que me pasó eso”.

El concejal Currati, entre otros personajes a los que les dio vida, lo acompañaron durante sus diferentes etapas, se puede decir, que fueron creciendo y evolucionando junto con él “Había un hincha de fútbol que salía en la revista “ADN Semanario”, que lo había empezado desde la secundaria, y fue evolucionando, al principio no hablaba, y con el tiempo llegó a tener tiras”.

Personajes que nacen de todo lo que lo rodea y que conviven a través de la mirada del ilustrador: “Yo trato de sacarlos a una publicación cuando ya están definidos y evolucionados. Me inspiro de todo un poco, de la misma realidad, vas caminando, y vas viendo gente que te inspira gráficamente, familiares, amigos que conoces, vas metiendo de todo”. Una fuente de recursos que Boixader emplea para luego producir lo propio, es nutrirse de ver muchas películas y sketchs, “yo pienso en audiovisual, y luego lo vuelco en papel. De hecho, hice historietas pensándolo como una película primero” destacó.

Boixader explica que hay varias clases de humor “MontyPhyton, el grupó inglés humorista de los años 60, 70, por ejemplo, marcó el humor irreverente y surrealista, lo absurdo, lo que ahora refleja un poco Capusotto”, sin embargo también hay códigos más universales como por ejemplo los que manejan“Les Luthiers”, a lo que luego le sigue lo coyuntural de cada país, “depende de la idiosincrasia de cada personaje, y en el lugar donde está, “El Chavo” por ahí no va a gustar en Berlín”, expresó.

“El argentino tiene mucho humor, es un público exigente dentro de lo latino. Yo creo que el humor es inteligencia, y el argentino tiene millones de defectos, pero si hay algo que reconocerle, es que algunos de esos defectos, son por la misma capacidad que tenemos de encontrar humor, ese toque de creatividad”, finalizó.