El co-conductor del programa de radio Hipótesis (LT8), Luis «Nono» Ortolani Saavedra, murió ayer mientras estaba internado en el Pami I, debido a las graves heridas que recibió después de ser atropellado por una moto de la Policía, el pasado 10 de agosto.

El periodist,a que este martes hubiera cumplido 76 años, también fue uno de los sobrevivientes de la denominada Masacre de Trelew de 1972 y también de la dictadura, debido a su militancia en el PRT-ERP.

Cuando estaba privado de la libertad en el penitenciaria chubutense, no llegó a salir y se constituyó en el «preso 26» que negoció la entrega del penal porque “luchábamos por la vida y no por la muerte y el objetivo era evitar esa recuperación a sangre y fuego, donde no sólo íbamos a ser masacrados nosotros, sino también los rehenes entre los que había, por ejemplo, un matrimonio joven con una nenita”, según relató a la agencia de noticias Télam.

El «Nono» caminaba el 10 de agosto por Presidente Roca al 2400 (entre Ocampo y Viamonte) cuando una motocicleta conducida por una agente de la policía lo embistió al venir a alta velocidad.

Una profunda herida en la zona abdominal y quebraduras expuestas en pierna y cadera hicieron que sea internado inmediatamente en el nosocomio de la calle Sarmiento bajo coma inducido hasta que dejara su existencia en la mañana de ayer.

Su compañero de ruta, el periodista especializado en política internacional Miguel Ángel Ferrari, dejó algunas pinceladas sobre las características más salientes de Luis Ortolani al ser consultado por Conclusión

¿Cómo era trabajar con él?

Hace aproximadamente 27 años que estamos trabajando juntos y básicamente el gran aporte que hacía el «Nono» al programa era el surgido de su profunda formación cultural y política.

Era una persona de una muy importante coherencia intelectual y formación política que le permitía realizar análisis, no solamente para referirse a la realidad descriptivamente, sino analizarla en profundidad.

Qué transmitía al respecto de las cosas que le tocó vivir?

Por un lado, él tenía la particularidad de referirse a sus experiencias de lucha en términos generales y nunca individuales. Quizás la más saliente, la más notable, fue la que tuvo que ver con la fuga de presos del penal de Rawson y la responsabilidad que le cupo.

Después de la fuga de los presos, él permaneció en el penal y negoció con los jefes militares la entrega de la cárcel que había sido ocupada a tal punto que los guardiacárceles estaban esposados.

Negoció la liberación de los carceleros, la entrega de las armas que habían tomado y le garantizaron, deacuerdo al pedido que había hecho él, la seguridad y la vida a los presos que permanecían allí.

¿ Cuáles se te ocurre podrían ser las conductas o actitudes de él que merecen ser rescatadas?

El ejemplo que dio, en primer lugar, fue el amor a la vida. Cuando comentaba estos sucesos de la cárcel, decía que el objetivo de las luchas de los años ’70, era la vida, no la muerte; luchas por la una vida feliz, una vida vivible por parte de la clase obrera y de los sectores desposeídos.

Luis tenía – prosigue Ferrari – alegría de vivir y la practicó luego de salir de la cárcel en el ’83 con el regreso de la democracia.

Él siguió de manera consecuente, en este caso a través del periodismo, más allá de una militancia política fugaz que compartimos en el partido intransigente.

También puedo afirmar que a esa actitud de lucha la mantuvo y la canalizó en el programa de radio Hipótesis que está cumpliendo 30 años. Y simultáneamente mantenía esa coherencia por la cual decía que la lucha continuaba por otras vías.

Y además tenía a nivel individual una alegría de vivir que quedaba demostrada cuando decía: «No voy a privarme de fiestas, de alegrías». No era un resentido que pudo haber dicho «perdí 10 años de mi vida al entrar a la cárcel», sino que la veía con una perspectiva optimista, pero no desde un optimismo vacío y tonto, sino desde un optimismo vital, de lucha y de disfrute al saber aprovechar lo mucho o poco que tiene la vida.