La Peregrinación a Pie Rosario – San Lorenzo es una expresión masiva de fe que, a lo largo de los años, ha convocado a muchos peregrinos de distintos puntos de la arquidiócesis de Rosario. La intención principal es rezar por las vocaciones al matrimonio, al sacerdocio y a la vida consagrada. 

Este domingo 4 de junio la peregrinación comenzó a las 07.30 con la bendición de monseñor Eduardo Martín desde la esquina de Catedral bajando por Buenos Aires hasta la avenida Belgrano, donde esperó una camioneta con la carroza con la Virgen, para por la tarde, arribar al Campo de la Gloria, en la ciudad de San Lorenzo. Se calculan que participaron entre cuatro mil y cinco mil personas si el buen tiempo acompaña.

Al ser organizada por la Pastoral Juvenil de la arquidiócesis, se convoca a los jóvenes, son muchos los que peregrinan año tras año siguiendo a la Virgen del Rosario. Este año, su XLVI edición se lleva adelante bajo el lema «Tu presencia, nuestra paz» y la intención de orar por las vocaciones y las familias.

“Esta experiencia, principalmente juvenil, es una actividad central para la arquidiócesis de Rosario: la Pastoral Juvenil, con sus asesores, coordinadores y voluntarios, prepara con amor todo lo que está actividad conlleva”, explicó la Hermana María Elena, que es parte del equipo organizador de la Pastoral.

 

A su vez, expresó en declaraciones a AICA que espera “que cada joven o adulto que peregrina renueve su amor a mamá María y, si no ha descubierto su vocación, mientras camina se pregunte a quién quiere entregar su vida. La vida es un peregrinar y, si nos entregamos con amor y pasión a la vocación a la que hemos sido llamados, viviremos cada día con plenitud”.

“Peregrinar desde la Catedral a San Lorenzo es una oportunidad para descubrir entre los cantos, los rezos, la fraternidad, el cansancio, el dolor, y el silencio que, si está María en nuestras vidas, no sólo tenemos paz, sino que vivimos como su hijo Jesús quiere: alegres y confiados de que no estamos solos en el camino de la vida. Ellos vienen con nosotros”, concluyó la Hermana María Elena.