Por Marcelo Chibotta

Desde pinceladas que evocan el impresionismo francés, hasta los contrastes logrados por el protagonismo de los colores, Ricardo Peirone logra expresar con su arte la vida de aquellos gringos inmigrantes que trabajaron con sus manos el campo santafesino.

Oriundo de Rafaela, el artista expone sus pinturas en el Complejo Cultural Atlas de Rosario durante septiembre y por tal razón dialogó con Conclusión.

“Las obras tienen mucho del recuerdo de actividades camperas, algunas de las cuales hoy perduran desde la perspectiva de la economía familiar como es la faena de animales de campo, las famosas carneadas”, expuso en parte de la charla.

Durante la entrevista, el rafaelino que también es contador público, se refirió además a otros aspectos de su vida que lo entrelazan con la historia misma de su tierra.

En tal sentido, su preocupación por la cosa pública hizo que en 1991 fuera el secretario de Hacienda elegido por Omar Perotti durante su primera intendencia.

Pero su historia política no terminó ahí ya que desde 1995 hasta 2003 fue elegido intendente de su ciudad y desde ese año hasta 2011, ocupó una banca como diputado provincial.

Al respecto, Peirone afirmó con firmeza: “No existe hoy ya ninguna posibilidad que alguien que no se dedique profesionalmente a la política, todo el tiempo, con todos los esfuerzos y con lo que se denomina habitualmente aparato, es imposible por más que tenga objetivos y caminos claros”.

“He conocido gente honrada e impecable en el tiempo que me tocó estar, que enalteció y enaltece la vida pública – describió – para enseguida asegurar que “es infinitamente mayor el número de gente que nunca ha tenido ni siquiera un roce con la Justicia”.

Como si todo ello no le hubiera sido suficiente, también publicó varios libros, algunos vinculados al funcionamiento del Estado local y otros que reflejan la actividad teatral y de las artes visuales de su ciudad.

“Miralo bien al campo… ¡miralo bien!” es el título de una de sus publicaciones, aquella en el que describe las vivencias impregnadas en el alma y en la memoria de quienes afuera de los celulares, de las computadoras y de la misma energía eléctrica, jugaban con “autitos con suspensión” o disfrutaban de un glorioso viaje en carro que iba desde el tambo hasta la cremería.

En diálogo con este medio, Peirone dibujó con sus palabras de descendiente de piamonteses parte de su historia, como la de muchos que vinieron a “hacerse la América” y formaron parte de un pedazo importante de la pujante historia de Santa Fe.