Por Marina Vidal y Jennifer Hartkopf

En los últimos 13 años la provincia de Santa Fe logró bajar a la mitad la cantidad de embarazos adolescentes. Es que de 400 niños nacidos de madres menores de 15 años (0,8% del total de nacimientos vivos) en el 2003, se pasó a 239 bebés (0,4%) en el 2016.

Afable, reflexivo y espontáneo Alberto Simeoni a cargo de la Dirección Provincial por la Salud de la Niñez y Adolescencia brindó una entrevista a Conclusión con detalles sobre el tema que invitó a la reflexión: ¿cuáles son los factores que inciden?, ¿La falta de educación, la ausencia del Estado, la indiferencia de la familia?; ¿Cuáles son los métodos más adecuados para evitar este tipo de embarazos no deseados?; ¿Cómo interviene el área de salud? Esos fueron sólo algunos de los interrogantes que disparó la charla y que Simeoni fue respondiendo a lo largo de la charla.

Sin prisa y con pausa, el profesional de la salud presentó su área de trabajo y explicó que los principales tópicos que trabaja tienen que ver con los derechos en la niñez y en la adolescencia, la procreación responsable, la salud de la mujer, y aquellos aspectos vinculados a lo preventivo por un lado, y al acceso a la salud en las distintas entidades clínicas, por el otro.

En ese sentido, destacó el embarazo adolescente como una de las preocupaciones fundamentales, «no sólo en Argentina, sino a nivel mundial» y sobre todo aquellas en menores de 15 años porque «en estos casos son dos niños con los que uno debe trabajar: el que nace y la madre».

«Si bien la taza durante décadas se mantuvo estable, el año pasado logramos bajar a la mitad el porcentaje de embarazos adolescentes: del 0,8% registrado en 2003, llegamos al 0,4% en 2016», detalló y agregó orgulloso: «Son números muy significativos».

En cuanto a los métodos más efectivos a la hora de contribuir con el control de embarazos adolescentes Simeoni dijo que depende «cuál sea el más adecuado para la actividad coital que tenga esa persona. Depende de la edad, depende del contexto, de la situación en que se encuentra la persona, cómo vive su actividad coital».

No obstante, reconoció que los métodos de larga duración son los que más adherencia tienen en los adolescentes. Entre ellos el «chip», un implante subdérmico que se coloca en el antebrazo, y es elegido por las adolescentes porque «no se manipulan genitales, es menos invasivo» y además porque «una vez que acceden a ello, durante tres años pueden evitar un embarazo no deseado».

«Todo método, sea el que sea que elijan, es siempre recomendado sea acompañado por un método de barrera, ya sea preservativo o campo de látex según la práctica coital, para prevenir no la concepción sino la transmisión de enfermedades», aclaró el especialista.

– ¿En manos de quién está poder intervenir en este indicador para poder mejorarlo?

Los resultados se obtienen cuando se trabaja con políticas más integrales y no tan focalizadas. En los barrios donde intervino el Abre, que es una política integral porque llega salud, llega educación, llega cultura, llega desarrollo social, urbanismo, se logró tirar abajo el indicador. Las cifras de embarazos adolescentes cayeron, en el norte de la provincia, en la Costa y en el Gran Santa Fe y Gran Rosario; las zonas donde más se intervino desde lo estructural, con la participación del Estado en forma integral. En Rosario bajó a 0,3% y es el indicador más bajo y el que concentra a la mitad de la población de la provincia.