Por Belén Corvalán

Dado el avance en el campo de la salud, el padecimiento de algunas enfermedades crónicas no se vuelve un impedimento para llevar adelante una vida medianamente normal en tanto y en cuanto se cumpla con la medicación reglamentada.

En el caso del VIH, cuando surgió era conocida como una epidemia mortal que generó “pánico” en la población por lo cual, ante tal temor a contraer el virus, el preservativo pasó a reivindicarse ante la sociedad.

Sin embargo, hoy en día, las personas que están infectadas de VIH (virus de Inmunodeficiencia Humana), si es detectado a tiempo, pueden desarrollar una buena calidad de vida, por ende, en cierto sentido, la enfermedad se desestigmatizó de estar ligada a la mortalidad, y a la hora de utilizar los medios de prevención, la gente ya no es tan rigurosa.

Hoy en día el no uso de preservativo es la principal causa de transmisión, “en los últimos años el 93% de los nuevos casos fueron por vía sexual”, destacó el psicólogo Horacio Aronson, encargado del Área de Epidemología del Programa Municipal de SIDA de Rosario, sin embargo, hay que tener en cuenta que esta cifra no se debe a que hay más casos, sino que se debe a que disminuyeron las transmisiones por vía inyectable y materna, “hoy en día el porcentaje de uso drogas intravenosas ha disminuido enormemente”, señaló el profesional.

Las vías de contagio del VIH son por la sanguínea, el semen, la leche materna, o secreciones vaginales. Es decir, que se puede contraer al tener relaciones sexuales sin preservativo, al practicar sexo oral sin una barrera que evite el contacto de la boca con el semen o fluidos vaginales, y al compartir agujas. En el caso de mujeres embarazadas que viven con VIH, este puede transferirse al bebe mientras está en la panza, en el momento de parto, o durante el amamantamiento.

Actualmente la principal vía de transmisión es el no uso de preservativo. Y la pregunta que surge es, ¿si sabiendo que los riesgos de contagio son altos, por qué no se utiliza? ¿Pasa por un tema de falta de información?

El profesional aseguró que “la información es necesaria pero no suficiente. Es un error suponer que si la gente estuviese más informada se cuidaría en un cien por ciento», destacó.

El especialista propuso considerar otras variables que aparecen en juego; por ejemplo: la interrupción del acto sexual, la pérdida de sensibilidad, la dificultad de mantener la erección con preservativo colocado, es decir, el enfriamiento que genera realizar una práctica de salud en medio de un acto sexual, explicó, y lo comparó con la gente que toma sol al mediodía, «si haces una encuesta, esta gente si sabe que es dañino», y añadió: «el error suele consistir en suponer que si a la gente le machacaríamos con un poco más de información lo usarían siempre, y eso es un error. Hay que detenerse en las otras características que también influyen al respecto».

Sin embargo el Psicólogo Aronson destacó que si bien es cierto que el no uso de preservativo hoy en día es la principal vía de transmisión, la utilización del condón ha aumentado en forma significativa comparado con una generación atrás, “si uno vé la película y no la foto, efectivamente hay un uso mayor de preservativo, está en las prácticas sociales, y en el imaginario social, la gente lo tiene en cuenta, lo pide, las mujeres lo llevan” señaló.

Y con respecto a las últimas estadísticas relevadas indicó que es importante evaluar en qué condiciones se toman las mediciones, ya que al realizar campañas de detección se atraen determinados perfiles, y no otros, “no es lo mismo hacerlo en personas que se dirigen espontáneamente a hacerse una prueba de detección, que se consideran en riesgo, a otras que no”, señaló Aronson, y añadió: “generalmente las campañas masivas, atraen a personas que no están en riesgo, por lo tanto, la prevalencia en la cantidad de personas que se presentan es menor que la que se hace en detección generalizada”.

En este sentido contó que hace quince años atrás realizaron un estudio en las personas que se deciden hacer la prueba, y el 75% de quienes asistían a realizársela, se consideraban en alto riesgo, es decir, se veían con mayores posibilidades de tener el virus. Hoy es inversamente proporcional, el 75% de la gente que vá y se realiza la prueba no se consideran en alto riesgo, es gente que se lo va hacer por control, es decir, que no va pensando en que existe ese riesgo.

En los últimos años según explicó el psicólogo se han detectado muchas infecciones en varones y mujeres de 50, 60 años, y aún mayor de edad, “nosotros vamos percibiendo que en el correr de los año va aumentando la prevalencia en mayores de 50 años que se infectan. Medido hace unos años atrás sólo consistía el 1%, y hoy es del 17%.

Según expresó Aronson hay un porcentual de personas de mayores de 50 años que por una “cuestión cultural” no se cuidan. «Generalmente un menor de 30 años, soltero/a sale al mercado de la vida en busca de parejas, en cambio en el mayor las relaciones son ocasionales, por lo tanto el cuidado es menor, y no se percibe el riesgo» destacó, y añadió: «no es lo mismo pedirle que se ponga un preservativo a un hombre de 70, que a uno de 30». Con este fin se realizan campañas con el objetivo de que se realicen autotesteos, y llegue a toda la población.

Por otro lado, los hombres tienen una mayor prevalencia que las mujeres. Cuando surgió la epidemia, primero fue conocida como “la peste rosa”, ya que apareció como sector vulnerable los hombres que tienen sexo con hombres, esto generó miedo en la sociedad lo cual produjo un extremo cuidado, sin embargo hoy en día, las nuevas generaciones no tienen la misma percepción, es decir, ha habido un recrudecimiento de los hombres jóvenes que tienen sexo con hombres porque no se consideran en riesgo como la generación anterior que lo vivió, “hace una generación atrás vieron fallecer amigos, compañeros”.

También señaló que hay otras poblaciones vulnerables, según Nación estiman que el 30% de la población trans tiene vih, declaró.

Es necesario destacar que son dos cosas diferentes, por un lado, “tener VIH”, que por el otro, estar enfermo de Sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).La diferencia  radica en que una persona puede vivir con el virus en su cuerpo sin presentar síntomas, y sin saber que lo tiene, sin embargo, está comprobado que con el tiempo se debilitarán las defensas, y al no recibir tratamiento dá lugar a que se desarrolle el Sida. Esta consiste en una enfermedad debilitante, con múltiples complicaciones infecciosas y tumorales, “una persona puede tener el virus y nunca desarrollar la enfermedad, en esto influyen muchas variantes, como por ejemplo el sistema inmunológico de cada uno, la violencia de la cepa del virus, etc. Pero en general se supone que la mayoría lo va a desarrollar”.

El profesional explicó: “El virus del vih es conocido como el virus del Sida, y se infectan de éste virus un montón de personas, casi todas con el tiempo van a desarrollar la enfermedad a menos que hagan un tratamiento antirretroviral”. El criterio que se está abordando en este momento con respecto a quienes están infectados con el virus es que comience tratamiento antes que la persona se enferme, por lo tanto hay gente que nunca se llega a enfermar y mantiene el virus controlado expresó Aronson.

De todas formas, como cualquier enfermedad crónica no es lo mismo tenerla que no tenerla, y es por eso que exige mantener un tratamiento específico que consiste en recibir una medicación diaria, que quienes lo hacen correctamente y haciendo los controles adecuados pueden llevar adelante una vida con normalidad.

Actualmente el SIDA está en una etapa de amesetamiento, es decir, que dejó de crecer, estos últimos años se ha dado una disminución de los fallecimientos, una disminución de los nuevos diagnósticos, una mejora en las personas que viven con vih, una mayor cantidad de gente accede a tratamiento, por lo tanto Aronson describió que desde aspecto los números son “alentadores”, “en Rosario se va disminuyendo la cifra, “ahora estamos en doscientos y pico de casos por año, es una hipótesis” declaró.

Según las estadísticas de las personas que saben que tienen VIH, que son solo el 70% de la población, hay un 30% que no lo sabe, y de las personas que están al tanto de su infección solo el 80% hace tratamientos antirretrovirales, de acuerdo a estas cifras un objetivo futuro es poder llegar a testear a toda la población, ya que hasta que la persona no la detecta, y no sabe que lo tiene sigue transmitiendo el virus.

“Una meta para el 2020 es que el 90% de la gente sepa que está infectado, y que el 90% reciba tratamiento, hoy en día todavía no estamos manejando esos números”, aseguró Aronson.

Bajo esta idea de incentivar a que el mayor número de gente se testee, desde el Programa Municipal de SIDA se brindan lo que ellos denominan como pruebas de detección “espontáneas”, ya que se realizan sin una visita médica y sin turno previo, de esta manera se colabora para facilitar el análisis y así  favorecer al paciente para que se realice la prueba y disminuir el porcentual de personas que no saben que tienen el virus.

“Toda la gente está invitada a hacerse la prueba, y nosotros favorecemos que la gente se lo haga, queremos llegar a disminuir aún más el porcentual de personas que no saben de la enfermedad”, concluyó Aronson.