En un salón repleto de personas que se juntaron para la presentación de “Quiero verte otra vez”, el libro de relatos inéditos de Roberto el Negro Fontanarrosa, es imposible que la magia del escritor rosarino, dibujante, humorista, pero sobro todo apasionado por sus afectos y por el fútbol, se expanda y perdure en el tiempo. Así se vivió la jornada en la que se mostró la obra en Rosario, exactamente a 15 años de su fallecimiento.

Gabriela Mahy viuda de Fontanarrosa, dijo en diálogo con Conclusión: “Que salga este libro a la luz hoy, y que es el primero de otros que van a salir, me hace sentir super contenta porque el Negro trabajaba para la gente y que su obra esté guardada es una pena”.

 

Al ser consultada sobre qué sentía en la convocatoria para la presentación del libro, en especial por la cantidad de gente que asistió al tradicional bar de Sarmiento y Santa Fe, Mahy dijo que “es una devolución a la trayectoria” y que “es increíble después de quince años que haya esta movida celebrando al Negro”. “El Negro era un anti grieta, quería siempre unificar y entonces tiene a todos los rosarinos recordándolo”.

Sobre el recuerdo de su marido comentó: “Era un ser excepcional, un hombre con una humildad conmovedora que es propia de los grandes y una fortaleza para encarar lo que tocó vivir los últimos años de su vida, tratando de no transmitir su angustia y de mantener su esperanza hasta el final. Eso es muy valorable y de un gran ser humano”.

El Colorado Vázquez, amigo del Negro, dijo que en los días previos a la presentación del libro hizo lo que todo ser humano hace cuando cae el aniversario de los números redondos, empezar a reflexionar y en la reflexión vienen los recuerdos de la mano.

“Y lo que empieza siendo una nube negra porque los últimos años de el Negro por su enfermedad fueron muy malo, la mente humana tiene la habilidad de guardar bajo la alfombra los malos y rescatar los buenos”, agregó.

“Con los muchachos estamos desde hace unos días acordándonos de las cosas buenas que hemos compartido con el Negro. En lo que a mí se refiere tuve comunicación directa, además de compartir los mismos colores, compartimos la pasión por el fútbol”.

Una anécdota especial

“Cuando el Negro cumplió 50 años los compañeros de la escuela de Franco (el hijo de Fontanarrosa) quisieron hacerle una fiesta sorpresa y nosotros decidimos invitar a algunos refuerzos”, contó.

Esos refuerzos se trataban, nada menos, que Aldo Pedro Poy, el pelado Reinoso (locutor de LT2 que fue quien bautizó a La mesa de los galanes como tal y quien era conductor del programa nocturno La Linterna), Edgardo Bauza, Galloni y otros más. Pero la consigna era que todos iban de pantalones cortos y delantal.

Estaba también Jorge Brisaboa, (periodista fallecido, canalla, amigo de Fontanarrosa y quien también integraba la mesa de los galanes.

“¡La sorpresa del Negro cuando nos vio entrar vestidos así! Y yo lo escuché: mentira que quería triunfar como dibujante o como humorista. El hubiera querido ser jugador de fútbol si era posible de Central y si era posible goleador. Porque le dijo a Bauza en mi presencia “Patón como te envidio, daría todo lo que soy por meter un gol en Arroyito con 40 mil monos aplaudiéndote”.

“El Negro tenía una forma de ser muy especial. Hay que nacer para ser Fontanarrosa. Nos decía me voy a Buenos Aires unos días y después abríamos Clarín y leíamos que le habían entregado el premio Konex. Nada de fanfarronear”, concluyó.