La historia de las ciudades también se cuenta a través de sus billetes y sus actividades comerciales. En 1852, después de la victoria de Justo José de Urquiza en la batalla de Caseros, se conformó la Villa de Rosario a orillas del Paraná. El crecimiento demográfico de la ciudad estuvo aparejado a la consolidación de la región como polo portuario, agrícola y comercial. En poco tiempo triplicó su cantidad de habitantes y se transformó en zona estratégica para el presidente de la Confederación Argentina.

Fue en ese entonces, que Barón de Mauá llegó desde Brasil con un único objetivo: seducir a Urquiza y lograr acuerdos comerciales favorables para su patria y su emperador. El primer banco privado de Rosario, Mauá y Compañía, fue creado en tan solo tres meses y abrió sus puertas el 2 de enero de 1858. Esta apertura y puesta en funcionamiento no fue sencilla y contó con muchísimas falencias. Entre ellas, la imposibilidad de emitir billetes.

“No hay ciudad que no quiera tener bancos, banqueros, para ser el desarrollo agrícola, ganadero y portuario que estaba llegando en ese momento. Situémonos que en ese entonces Rosario se estaba catapultando como uno de los puertos mas importantes no solo de Argentina sino del Cono Sur”, aseguró el secretario y futuro presidente del Círculo Numismático de Rosario en charla con Conclusión.

Recién para 1859 Rosario contó con el primer billete con su estampa. Se trataba de un billete unifax, de muy pobres características y diseño y proveniente de los bancos que Barón de Mauá tenia en Montevideo.

El próximo miércoles 19 de junio desde las 19 horas, el Círculo Numismático de Rosario brindará una charla sobre los “Bancos emisores y medallas de Rosario del siglo XIX” y habrá una muestra de ejemplares en el teatro de la Asociación Empleados de Comercio.