El niño de ocho años que recibió el 10 de mayo un trasplante de hígado por padecer una hepatitis severa de origen desconocido tuvo una recuperación más que favorable y este viernes, apenas pasado el mediodía, recibió el alta.

Acompañado por su mamá en silla de ruedas, con barbijo y algo abrumado por la cran cantidad de medios presentes, Pablo Álbarez sólo atinó a afirmar que estaba contento y que tenía ganas de ver a su hermana.

 

Vanesa relató que «los cuidados serán extremos», y que tiene que estar tranquilo y no rodeado de gente, por lo que en esta primera etapa de recuperación se van a hospedar en otro lugar mientras terminan algunos trabajos de albañilería en su casa.

«Vamos a llegar y descansar un ratito y después hará lo que él quiera», contó la mujer, muy emocionada.

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La semana pasada, el cirujano que participó de la intervención, Lisandro Bitetti había contado que Pablo estaba “evolucionando favorablemente, tanto en los parámetros clínicos como de laboratorios que se siguen en la sala de terapia intensiva”.

Pablo Álvarez, de 8 años, fue el primer paciente con hepatitis aguda grave de origen desconocido en Argentina y se declaró una alerta epidemiológica pediátrica a nivel nacional. Por las complicaciones de su cuadro, debió recibir un trasplante de hígado de forma urgente y, luego de tres días, despertó y se reencontró con su madre Vanesa.

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El nene que vive vive en la localidad de Funes, había sido derivado al Sanatorio de Niños cuando su estado de salud empeoró.

Previo a la salida del niño, el Jefe de la Unidad de Hígado y Trasplante Hepático del Sanatorio de Niños, Alejandro Gostaguta dialogó con Conclusión y contó que el niño se encuentra de muy buen estado de ánimo.

«Está jugando en la cama en este momento, comió normalmente, desayunó unas vainillas y espera ansioso salir. Llegó el momento que todos queríamos, afortunadamente la monda cayó para el lado de la fortuna», expresó el médico.

Asimismo, remarcó que, a partir de ahora «deberá tener muchos cuidados» que se irán trabajando con la familia y de a poco se irá reduciendo. «La idea es que si sale todo bien, de aquí a un año podamos llegar con un niño con una vida normal como cualquier otro chico de su edad que toma alguna medicación», señaló.

Debido a la gravedad de su situación, Pablo ingresó en la lista de emergencia para recibir un trasplante, y gracias a la donación de una familia de La Pampa, pudo ingresar a quirófano a tiempo y salvar su vida, tras una cirugía de casi 12 horas.