El rompehielos «Esperanza» se encuentra ya en el puerto rosarino, informó  Prefectura Naval Argentina. El rompehielos Esperanza, el barco más grande de Greenpeace, está llega en el marco de una recorrida por los puertos de Buenos Aires y Rosario, que comenzó el 30 de diciembre con la llegada del buque a Mar del Plata. La visita responde a una campaña de concientización encarada por Greenpeace para denunciar la situación forestal del país, ya que Argentina se encuentra entre los diez países del mundo que más bosques destruye.

El más grande de los tres barcos de Greenpeace, arribó al puerto de Mar del Plata el 30 de diciembre permaneció allí hasta hoy, 10 de enero, cuando  puso proa hacia nuestra ciudad.

Aquí,  anclará en el Muelle Municipal hasta el día 13 de enero. El buque estará abierto al público entre el lunes y el miércoles, de 10 a 18. Habrá visitas, paseos y recorridos por el buque, para pasar el día y tomar conciencia de múltiples cuestiones ambientales que competen a las actividades desarrolladas por Greenpeace. Los visitantes podrán recorrer la embarcación, con la guía de los voluntarios de la ONG.

Por último, su destino final será la Ciudad de Buenos Aires. Su paso comprenderá los cuatro días que van del 15 al 19 de enero, ya que luego se dirige a Sudáfrica.

Según informa Greenpeace, el objetivo de la visita será denunciar que Argentina se encuentra en emergencia forestal: un informe de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) indica que el país está entre los diez que más bosques destruye en el mundo.

La tripulación del “Esperanza” está formada por activistas de diez nacionalidades diferentes, además de estar al mando del capitán argentino Daniel Rizotti, activista de Greenpeace desde hace 20 años, condenado en 2005 por protestar, con el Rainbow Warrior, otro buque de la organización, contra la guerra en Irak.

El “Esperanza” es el buque de las grandes batallas ambientales; la primera campaña en la que intervino fue la de Bosques, en 2002. Desde entonces, recorrió varias veces el Ártico documentando los efectos de la pesca indiscriminada, la explotación petrolera en mar abierto y los impactos del cambio climático.