Por: Franco Albornoz

En las últimas semanas, los llamados al 911 con amenazas de bombas en escuelas de la ciudad, volvieron a posicionarse en el centro de la escena. En la mayoría de los casos se trata de un aviso telefónico anónimo para advertir la presunta existencia de un artefacto explosivo. Lo cierto es que en la central de Rosario se reciben un promedio de 5 mil llamadas por día, de las cuales sólo el 15% representan una “emergencia real” en seguridad.

Así lo confirmó en diálogo con Conclusión Jorge Carrera, director provincial de Tecnologías para la Seguridad y Atención de Emergencias del Ministerio de Seguridad, quien explicó que los reclamos que se reciben a diario van desde consultas urbanas, y conflictos entre vecinos; hasta robos y hechos delictivos que necesitan la “comisión de un patrullero”.

“La particularidad del 911 es que atiende todo tipos de llamadas y a todas hay que darle una solución. Si alguien tiene el contenedor lleno de basura se toman los datos y se deriva al sector correspondiente”, señaló Carrera, al tiempo que contextualizó que las solicitudes “se incrementan a partir de los días miércoles, y los lunes vuelven a descender”.

“De las 5 mil llamadas que se recepcionan a diario sólo el 15% necesitan el envío de móviles policiales al lugar. El resto tienen que ver con temas de iluminación y hechos que no revisten de atención urgente”, reveló el responsable de la central, que además hizo hincapié en la gran cantidad de bromas que atienden.

“El problema de las bromas hay que abordarlo a nivel nacional. Necesitamos la colaboración de las empresas de telefonía celular para que registren a sus usuarios. Porque se termina desviando a tránsito, la GUM, Defensa Civil y Brigada de Explosivos. Son 20 móviles y 80 recursos humanos en detrimento de alguien que lo necesita de verdad”, enfatizó el funcionario.

“En el Politécnico tenemos amenazas todas las semanas. Es una locura todo el procedimiento que hay que realizar para una situación que es una burla. Pero tampoco lo podemos subestimar porque ¿Qué hacemos si alguna es real?”, agregó.

Proyecto en el Concejo

En este marco, el concejal del Frente Progresista Sebastián Chale presentó un proyecto para aplicar sanciones a quienes hagan llamadas falsas al servicio de emergencias. El edil radical afirmó que el mal uso del 911 interfiere “con el trabajo de las fuerzas de seguridad, destinando recursos humanos y técnicos que deberían estar en otro lado. Por eso proponemos medidas concretas que promuevan el uso responsable del sistema”.

Chale aseguró que identificar a los responsables de las bromas será factible a partir de un entrecruzamiento de datos entre provincia y municipio.

“Como antecedente, la Cámara de Diputados dio media sanción a un proyecto que plantea suspender el servicio telefónico a quienes llamen para hacer chistes o denuncias falsas; al tiempo que también procura sancionar con una pena pecuniaria y privativa de la libertad, como el arresto, según los casos”, sentenció.

El estrés de exponerse a eventos traumáticos

Una lesión inesperada, siniestros viales, golpes, disparos y muerte. Los telefonistas del 911 se predisponen a escuchar historias de extrema tensión, lo que puede provocar situaciones de estrés y trastornos psicológicos.

“Como es un lugar de alto impacto psicológico trabajamos con un gabinete de profesionales que realizan seguimiento cuando alguien no rinde. Además, hacemos auditorías de audios donde evaluamos como le contestan a la gente, cual es la respuesta y a partir de eso sacamos rápidamente quien esta estresado”, detalló el funcionario.

La Central de Emergencia funciona las 24 horas, los 365 días del año, con sedes Rosario y Santa Fe. Particularmente la ciudad recibe las demandas de 17 centros de despachos repartidos en todo el sur de la provincia.

Hay quince telefonistas por turno y el servicio está compuesto por suboficiales técnicos administrativos, quienes trabajan 8 horas por 40 de descanso, con horarios fijos.

“Lo tecnológico es importante, pero el recurso humano es fundamental. El ingreso de personal nos permitió bajar el tiempo de respuesta a menos de 4 segundos desde el momento que empieza a sonar”, describió Carrera.

Metodología

Según explicó Carrera, los móviles de la policía poseen dispositivos GPS (Sistema de Posicionamiento Global) lo que permite determinar, mediante el uso de satélites, cuál es su ubicación en un mapa virtual de la ciudad. De este modo, al recibir las llamadas de emergencia en la Central, los operadores del 911 localizan en las pantallas del sistema los móviles policiales más cercanos al denunciante.

“Lo buenos es que a todas las llamadas se les puede hacer un seguimiento. Desde que se contactan hasta que se concluye la emergencia. Una vez que el operador atiende, a partir de ahí absolutamente todo es medible. Desde cuanto tiempo demoró el telefonista en atender, hasta cuando tiempo estuvo el móvil en el lugar. Antes, en los viejos sistemas, todo se transcribía en un libro lo que no daba certezas que realmente sea así”, concluyó.