Por David Narciso

La Municipalidad de Rosario obtuvo en 2016 un resultado económico positivo (ingresos corrientes menos gastos corrientes) de apenas 45,7 millones de pesos. La cifra es intrascendente para un presupuesto de casi 10 mil millones. Lo relevante es que los 12 años anteriores cerraron con déficit.

El cambio se explica en los mayores ingresos por coparticipación nacional gracias al fallo de la Corte Suprema de septiembre 2015 que eliminó los descuentos que Nación le imponía a Santa Fe, Córdoba y San Luis, lo que derramó proporcionalmente sobre municipios y comunas. Para Rosario, que venía con el agua al cuello, fue un alivio enorme.

El dato se desprende de la rendición de cuentas que el Ejecutivo giró la semana pasada al Concejo Municipal, y que provee información tanto o más importante que el presupuesto. Mientras éste expresa la voluntad de gasto, la cuenta de Ahorro-Inversión-Financiamiento es la rendición real de cuánto y cómo se gastó.

El rojo

Destacada la relevancia del resultado económico por el cambio de tendencia que expresa, cabe aclarar que los números de la Municipalidad distan de estar saneados. Ese concepto lo expresa bien el Resultado Financiero de 2016 (ingresos totales menos gastos totales): 688 millones de déficit.

El grueso de ese rojo viene de arrastre desde la crisis de 2001 por certificados impagos de servicios públicos, en especial Higiene Urbana. Desde 2006 se mantiene constante en términos proporcionales –hoy unos 900 millones de pesos– pero devenga intereses millonarios que lastiman el Tesoro municipal.

El secretario de Hacienda Santiago Asegurado aclaró que si bien el resultado financiero representa un número importante, en 2016 creció un 22% con respecto a 2015, es decir bastante menos que el incremento de los gastos totales (38%) y que la inflación acontecida en ese año” (33%).

Esa mejora se complementa, según Asegurado, con un dato más cualitativo que cuantitativo. “Lo que ha cambiado, con respecto a 2015, es la composición de ese resultado financiero”.

El informe que llegó al Concejo muestra que en 2016 “el resultado financiero negativo se explica fundamentalmente por el resultado de capital”. En la práctica, significa que sigue habiendo déficit, pero se usa más dinero para obras públicas de infraestructura y de capital en general y menos para gastos corrientes.

En ese sentido, el resumen de la cuenta Ahorro-Inversión-Financiamiento concluye que “en los últimos 5 años se observó un crecimiento en la participación de los gastos de capital sobre el gasto total. En el ejercicio 2016, superó el 10% de los gastos totales”. Todo gracias a los mayores recursos por coparticipación y la decisión de volcarlos a gastos de capital: fueron 4,9% en 2012; 6% en 2013; 6,4% en 2014; 7,7% en 2015; y 10,2% en 2016.

La oposición

El Ejecutivo hace hincapié en el vaso medio lleno, mientras que concejales de la oposición siguen viendo que hay medio vaso vacío. La voz cantante ante la rendición de cuentas del Ejecutivo fue Norma López (FpV): «El déficit (financiero) de la Municipalidad sigue en los niveles históricamente elevados que mostró la gestión de Mónica Fein y 2016 cerró con un rojo de 688 millones de pesos, lo cual representa un 8% de los recursos corrientes”. Recordó que calculado de esa forma ese déficit es menor al de 2015 (9%), pero mayor al de 2014 (6,6%).

Como se dijo, el núcleo de ese déficit es la deuda a corto plazo que arrastra la ciudad de hace más de una década. Como nunca se consiguió un “extra” para tapar el agujero, desde las intendencias de Lifschitz a esta parte se refinancia en los bancos a cambio de onerosos intereses.

La intendenta Fein se propuso sanear la deuda antes de retirarse en 2019. El Concejo rechazó la idea inicial de tomar recursos en el exterior a largo plazo y tasas más bajas para canjear el pasivo que estructurado a corto plazo (se renueva a 180 días más o menos) que ahoga las cuentas.

La discusión se retomó el último mes. La Intendencia resignó la idea de afrontar ese núcleo duro de deuda con endeudamiento externo y hacerlo vía adelantos de coparticipación. La idea es que la provincia preste el dinero y recupere descontando cuotas mensuales de coparticipación hasta diciembre de 2019, por supuesto con intereses mucho menores que los bancarios.

Según la concejala López, “la deuda de corto plazo de la Municipalidad es un problema producto de una mala gestión del déficit. Hoy la respuesta a esto es que la provincia reconozca a la ciudad en emergencia financiera para poderle otorgar un adelanto de coparticipación, que a pesar de todo, sigue siendo una propuesta mucho mejor que dolarizar la deuda de corto plazo».

Es el momento, falta la fórmula

El tema está en plena negociación y tiene final abierto. Es parte de un paquete más amplio que incluye autorización para emitir deuda de largo plazo por unos 200 millones de dólares sobre el que insiste la Intendencia, destinados en 90% para obras de infraestructura, la mayoría de pequeña y mediana escala, salvo la reconversión del Bajo Saladillo que modificaría todo el vínculo de zona sur con la costa del río (https://www.conclusion.com.ar/2017/05/se-dio-a-conocer-el-proyecto-bajos-del-saladillo-para-reconvertir-la-zona-sur-de-rosario/). El resto capitalizaría el Banco Municipal de Rosario.

Si el gobierno de la ciudad se animó recién el año pasado a proponer una solución a esa deuda tras arrastrarla tantos años con costos financieros altísimos, es porque el pago pleno de la coparticipación gracias al reclamo judicial que hizo la provincia permite proyectar por encima de las urgencias de gestión y electorales. Ni hablar si Nación comenzara a pagar la deuda histórica: para Rosario podría significar un extra de 1.600 millones de pesos.