Por Gisela Gentile

Vemos cotidianamente en todas las redes sociales y medios de comunicación las diferentes indicaciones para prevenir el coronavirus, una de ellas es la de lavarse con frecuencia las manos con agua y jabón. Dicha recomendaciones es más que valedera y sirve de paliativo para frenar la pandemia que mantiene en vilo al mundo ¿pero cómo lo llevamos a cabo si no tenemos acceso al agua?

Muchos son los barrios de la ciudad de Rosario en donde no se garantiza este vital derecho humano, y en donde los vecinos deben concurrir a un tanque con sus bidones para conseguirla. Que difícil resulta entender, acatar y cumplir una recomendación cuando no se cuenta con los medios para hacerlo y peor aún, cuando ni siquiera se tiene acceso a beber agua segura.

Yolanda Ruiz es integrante de la Asamblea de Cabin 9, en diálogo con Conclusión detalló como son los días de quienes habitan los barrios más postergados de la ciudad. “A nosotros solo nos queda concurrir al tanque para poder llenar los bidones que utilizaremos  para cocinar y consumir. Lamentablemente nos exponemos al contagio, ya que debemos realizar una larga fila para conseguirla, y en la misma podemos encontrar población de riesgo y adultos mayores”.

Las napas están contaminadas por lo cual no se puede consumir agua de pozo, por ello la única salida es hacer las  largas colas que dejan al descubierto la precariedad de la situación. “Se van formando colas muy extensas que van desde el interior del tanque hasta la calle. La red de agua que tenemos no es potable, y el tanque fue colocado de manera provisoria, pero al día de hoy nada ha cambiado siendo ésta nuestra única opción”.

La crisis económica que estamos atravesando está calando hondo en la sociedad, y más aún en los sectores postergados que no reciben ningún tipo de ayuda. “Mucha gente no está pudiendo trabajar, a compañeras que son empleadas domésticas no se le están pagando los días. Desde el Centro Social <Hermanos Gauseño>, tratamos de apelar a la solidaridad que es lo único  salida que nos queda a los de abajo”, enfatizó.

Muchas voces gritan la necesidad de cambiar las cosas, pero el poder legislativo parece desoír esta lamentable y desesperante  situación. “Necesitamos que se le lleve agua a los mayores y a la población en riesgo que es la que se encuentra más expuesta.  Estamos evaluando qué medidas tomar si no se soluciona esto, pero para ello se necesita que nos juntemos, que salgamos de nuestras casas y significaría exponernos”.

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Muchas son las falencias que quedan expuestas en una situación de emergencia sanitaria, a la falta de agua se le suma el no contar con una vivienda digna. “Manejamos un grupo de WhatsApp del agua y sin dudas allí se vuelcan todas estas preocupaciones y otras”.

En la barriada la cuarentena se vive y se siente desde otro lugar, con un sinfín de aristas que nos invitan a repensar la realidad, “acá como en todos los barrios ocurre que muchos se quedan en sus casas, otros quieren denunciar a los que no, y por ello desde nuestro lugar seguimos insistiendo en que debemos ayudarnos entre vecinos, ya que la solidaridad es la única salida posible para los de abajo”.

En cuatros días de cuarentena la respuesta no llega, “en estos días la Municipalidad fumigó la parada de colectivos que está en frente al tanque, dejando bien en claro que realizarán solo esa tarea, pero ignoran y no se ocupa de la otra gran realidad que está ocurriendo delante de sus ojos”.

Son momentos de reflexión en donde la empatía debe ganar terreno,sentimos que el quedarse dentro de casa es un privilegio para algunos, ya que quienes habitamos los barrios padecemos no tener agua potable y tener que salir a buscarla porque no nos queda otra alternativa, nos expone de sobremanera”.

Es preciso destacar que muchas otras personas deben salir a trabajar porque la realidad aprieta el bolsillo, “unas de las principales changas que aquí realizan los pibes, es la de pasar casa por las casa a juntar los bidones y devolverlos llenos. En  este punto también estamos exigiendo que la Municipalidad reconozca a estos trabajadores con el fin que no sean los vecinos quienes deban abonar este servicio tan necesario. Resaltando lo difícil que esto resulta  en un contexto de crisis, los pibes necesitan laburar y los adultos mayores contar con agua potable”.

En torno a cómo se están desarrollando los dispositivos de seguridad agregó, “pudimos divisar patrulleros que le informan a la gente que se vaya a su casa, pero dentro de los barrios se han producido varias detenciones y no sabemos bien que ocurre con ellas. Sabemos que es algo que está autorizado,  pero sostenemos y creemos que la salida no es con la policía en los barrios, ya que existe un abuso de poder”.

Las prioridades del Estado muchas veces van en contraposición con la de los más olvidados, “la fuerza represiva cuenta con elementos de higiene como barbijos, guantes y demás, pero a su vez no hay camiones para llevar el agua a la gente, algo tan necesario para poder vivir en este contexto de crisis sanitaria y económica”.

Desde el Centro Social del barrio y la campaña por el agua se insta a “seguir apelando que la salida desde abajo es con solidaridad de clase y el apoyo entre los vecinos”, concluyó.