Por Elisa Soldano

En tiempos marcados por el consumo rápido y por el abaratamiento de costos de producción, cada vez es más frecuente el uso de bandejas y utensillos plásticos -como sorbetes-, de contenedores de telgopor y de latas de aluminio.

Sin embargo, éstos elementos que fueron ganando presencia en las actividades cotidianas, tienen un fuerte impacto en el medio ambiente.

El 18 de noviembre del año pasado, diferentes organizaciones ambientales realizaron por tercer año consecutivo la jornada “1 día + río – basura”, donde se llevaron a cabo actividades de limpieza sobre las costas del río Paraná y se concientizó a la población sobre la problemática.

Los resultados arrojados por esta actividad evidenciaron el aumento de materiales contaminantes -que tardan siglos en descomponerse- en los desechos cotidianos de los rosarinos y en los espacios públicos de la ciudad.

En este sentido, las empresas que reciclan los residuos recolectados por la Municipalidad afirmaron haber recogido un 45 por ciento más aluminio que en el 2017.

 

Conclusión dialogó con el integrante del Taller Ecologista y organizador de las jornadas de limpieza de las costas, Mirko Moskat, quien señaló que el año pasado se juntaron mil kilos de residuos, con alarmantes cantidades de plástico y aluminio, y además comentó el impacto que esto tiene sobre el medio ambiente.

A su vez, el ambientalista indicó que la cantidad de basura recolectada está limitada por el número de voluntarios que participan y por el tiempo disponible, quedando de esta manera muchos residuos sin juntarse.

Plásticos

En la limpieza que se realizó en el 2018 -y de la cual participaron 150 voluntarios- se recolectaron 1000 kilogramos de residuos, de los que se analizaron 400.

Los resultados fueron alarmantes: más del 70 por ciento del peso total eran plásticos, cifra que aumentó al 90 por ciento al considerar la cantidad de ítems hallados.

Las botellas plásticas descartables de bebidas fueron el objeto con mayor presencia en las costas del Paraná, representando un 25 por ciento del peso total y un 40 por ciento en cantidad de ítems, mientras que la marca más encontrada fue Coca-Cola.

Estos datos son preocupantes debido a que el plástico es un material que demora cientos de años en degradarse y no es reincorporado a los ciclos naturales e impacta fuertemente en el medio ambiente.

Otros de los residuos encontrados sobre el río fueron envoltorios plásticos, principalmente de productos alimenticios, que representaron un 20 por ciento de los ítems identificados.

 

En tercer lugar, entre los objetos que más contaminaron las costas del río, figuraron la vajilla descartable de plástico, particularmente los sorbetes, como también una gran cantidad de plástico rígido y telgopor. Respecto a este último material, se debe destacar que una gran parte del mismo es imposible de sacar del río por encontrarse ya fragmentado en miles de partículas.

Para reducir la contaminación ambiental que producen los plásticos, se presentaron cuatro proyectos en el Concejo Municipal de Rosario que buscan regular la utilización de éste material.

La primer iniciativa fue impulsada por organizaciones de la ciudad en el año 2017 y proponía que el Concejo no utilice elementos desechables en sus actividades.

El segundo proyecto se presentó en el 2018 y buscaba prohibir el uso de platos, bandejas, vasos y cubiertos descartables en los patios de comidas ubicados en los shoppings y centros comerciales de la ciudad.

La tercera propuesta – también presentada en el 2018 – planteaba la creación del programa “Chau Sorbetes”, de adhesión voluntaria, con el fin de reducir el uso de sorbetes plásticos desechables.

Finalmente, el último proyecto se presentó ante el Concejo este año y apuntó a eliminar el uso de vasos descartables en eventos públicos organizados o patrocinados por la Municipalidad.

 

Consecuencias de la contaminación

Todos estos materiales afectan a la fauna que habitan los ríos, ya que en muchos casos, los animales confunden a los plásticos con comida y los ingieren, lo que puede terminar matándolos.

Sin embargo, la llegada de los plásticos al río representa un peligro también para los seres humanos debido a que este material al ser ingerido por los animales que habitan el agua, puede ingresar en la cadena trófica y llegar hasta nuestros platos.

Además, según diferentes análisis que se realizaron en los últimos meses, se registró una alta presencia de microplásticos en las aguas del Paraná, como también en los peces que lo habitan.

Consultado sobre la posibilidad de que los microplásticos que contiene el agua lleguen al organismo humano, Moskat indicó que «los microplásticos están en todos lados».

En este sentido, afirmó que están presentes en el 90 por ciento del agua embotellada y que ya se registraron casos de agua procedente de la canilla que contiene fragmentos minúsculos de plástico.

Distintas organizaciones ambientalistas realizaron un informe donde explicaron cómo afecta este material a los peces y platearon que la muerte de éstos animales puede ocurrir porque el plástico obstruye sus tractos digestivos, pero también porque transporta sustancias sumamente tóxicas que va absorbiendo en su paso por los cursos de agua.

 

Por otro lado, pedazos de plástico u otros materiales que se encuentran en el río pueden herir a los animales e incluso atraparlos, como es usual que ocurra con las bolsas desechables.

Finalmente, desde las organizaciones denunciaron que los plásticos funcionan como “arca de Noé” para bacterias, flora y fauna, que a través de éste material son trasladadas a otros ecosistemas y pueden invadirlos.

“La ciencia aún continúa descubriendo nuevas formas en las que los plásticos se transforman en un peligro para los distintos ecosistemas, de los cuales depende nuestra supervivencia y la de todos los otros seres vivos”, concluyó el informe.

Latas

En la última limpieza que se realizó sobre el río Paraná, llamó la atención la cantidad de latas de aluminio encontradas. Este dato encuentra su correlato en la presencia que éstos objetos fueron ganando en los mercados, reemplazando así a las botellas retornables de vidrio. Esto se debe a que para las empresas es más económico trasladar envases de aluminio, por el doble flete y las limpiezas que las botellas de vidrio necesitan.

Moskat afirmó que durante la jornada del 2018 se encontró más aluminio que otros años y señaló que en el 2016 – la primera vez que se realizó la limpieza sobre las costas- se registró un 2,6 por ciento de metales sobre el total de residuos, en el 2017 un 3,6 por ciento, mientras que el año pasado la cifra ascendió a 4,6 por ciento, es decir, en dos años prácticamente se duplicó la cantidad de metales -entre ellos latas de aluminio- halladas en las costas.

 

En este sentido, entre 2017 y 2018 se incrementó un 30 por ciento la cantidad de latas en el río. Quilmes pasó de ocupar el 9° lugar en el 2017, a posicionarse en el puesto 7° en el 2018. Mientras que Schneider pasó de quedar afuera de las principales marcas identificadas a ocupar el lugar número 9.

Moskat consideró que “hay muchos factores que influyen” en la cantidad de objetos contaminantes encontrados a orillas del río, como por ejemplo las modalidades de consumo o la gestión de residuos.