Monseñor Martín

Monseñor Martín

El arzobispo de Rosario, Monseñor Eduardo Martín, pidió ser «prójimos compasivos», con las víctimas de los atentados en París  y sus familiares. En un comunicado que llama a la reflexión sobre la violencia, el prelado instó a la ciudadanía en general y a los feligreses católicos a «implorar el don de la esperanza». Fue contundente al señalar que «nada bueno sale de la cultura de la muerte»

Dice el comunicado: «El atentado de París, sumado a tantos hechos violentos que en esta hora conmocionan al mundo provoca  una sensación de angustia e impotencia que lastima el alma  al contemplar  un odio irracional que sigue sumando  tantas víctimas inocentes.

«Ante esta realidad -dice Martín-  no podemos quedar en silencio y con los mismos sentimientos  de Nuestro Señor Jesucristo,  sumo mi voz al clamor mundial  cada vez más tumultuoso e impresionante, que no cesa  de pedir el don de la Paz y el “nunca más” a esta violencia deshumanizante».

Sigue diciendo: «Ante estos hechos, les pido que como prójimos compasivos, nos aflijamos por cada una de las víctimas  y sus familiares, quienes viven en estos momentos un dolor hondo y lacerante por este injusto y criminal castigo a su inocencia  que, sin dudas,   los marcará duramente a lo largo sus existencias.- Para ellos imploramos el don de la esperanza.

«Nuestra conmoción, hecha denuncia profética, nos urge expresarnos también  ante esta  y cada una de las masacres provocada por seres humanos, que han sido ultrajados en su realidad existencial por las garras de una ideología  que idolatra  a la  violencia destructora y siempre injustificada, nunca humana.

«Cuánta mentira, cuánta ceguera, cuánta oscuridad arrasa el interior de los violentos. Nada bueno pueda salir jamás de la cultura de la muerte.

«Ante este escenario dramático de destrucción de la vida del semejante como herramienta de poder, convoco a los fieles católicos a orar y ofrecer la Santa Misa e invito a los de otros credos para que hagamos un gesto de unidad en tributo de los sufrientes que padecen  este  y todo acto criminal que desfigura el rostro de la humanidad».

Finalmente el arzobispo de esta diócesis convoca a que «que cada persona eleve su   oración  o acto de reflexión, pidiendo  al Dios  de la vida, consuelo  para el dolor de los sufrientes, para que cese la propagación del odio homicida en todas sus formas, y  para que no se deje de perseverar en los esfuerzos por  construir la paz, fruto de la justicia y la confianza recíproca entre los pueblos».