Por Gisela Gentile

El Covid-19 ha sido sin dudas un virus que quedará en la historia mundial, no solo por su devastador avance, sino porque ha desnudado las flaquezas más intimas de un mundo globalizado que intenta resistir el embate viral emparchando el sistema.

En la Argentina llevamos más de 10 días de cuarentena preventiva y obligatoria, que no solo nos aleja del contacto con otras personas, sino también de la posibilidad de llegar a empatarle al fin de mes.

La economía, el sistema sanitario y la educación, han sido los puntos más discutibles y debatidos en torno a esta pandemia. Para enfocarnos más precisamente en la educación, podemos sostener que el Coronavirus paralizó la paritaria docente y desnudó las antiguas falencias existentes en el sistema educativo.

Clases online, computadoras, aplicaciones… ¿Pero si los niños no tienen red ni datos móviles?

El acceso a internet parece una utopía cuando las necesidades básicas no están cubiertas, calles de barro, techos de chapa, agua no potable y una esperanza resquebrajada, es el panorama que atraviesa nuestros barrios de manera constante y sistemática.

Adriana Cantero, actual ministra de Educación del gobierno de Santa Fe, declaró que el Covid-19 puso enfrente “un nuevo paradigma educativo” en referencia a la forma de dictar clases de manera virtual. “Vamos a poner a disposición todos los recursos tecnológicos, desde el más primitivo como un cuadernillo hasta una herramienta nueva, como Google for Education, para tenerlo a disposición de forma gratuita y desde un celular, ya que el plan nos libera de datos”.

Declaraciones que resultan novedosas e interesantes pero que no son inclusivas, ya que muchas escuelas no cuentan con materiales didácticos, de higiene, aseo; y mucho menos aquellos ligados a la tecnología. Más tremendo resulta aún visualizar a las niñas y niños que tengan intenciones de querer seguir ligados a la escuela pero no encuentran cómo hacerlo.

Clases a través de una radio comunitaria

Cuando las organizaciones barriales insisten con la frase “la salida es colectiva”, hacen referencia a la solidaridad, la comunidad y la empatía.

Mariana Segurado es docente y presidenta de la asociación Civil “Nidos” que se encuentra enclavada en el corazón de barrio Cullen. Conclusión dialogó con ella para conocer de qué se trata la iniciativa de brindar las clases escolares mediante una radio barrial.

“Soy docente de la escuela bilingüe Taigoye, y tengo conocimiento de las condiciones económicas que atraviesan los niños y niñas que asisten a nuestra escuela. Las familias no tienen la posibilidad de datos móviles, ni crédito para mandar las tareas por WathsApp como el ministerio pidió”, indicó.

El camino de la solidaridad marcó un nuevo horizonte para que los estudiantes puedan seguir aprendiendo. “Se me ocurrió poder utilizar el medio de comunicación que tenemos en el barrio, por ello la radio de la comunidad Toba es quién nos cobijará de 11 a 12 para llegar a los niños del barrio”.

“De lunes a viernes vamos a estar con distintos espacios, donde iremos abordando los temas curriculares de Lengua, Educación en valores y Ciencias. Los docentes me van enviando audios para luego pasarlos al aire y de esa manera ir comentándolos y compartiendo también canciones para los niños”.

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Al no tener acceso a internet, la radio del barrio cobró un rol de suma trascendencia, “esto es muy importante para los niños y las familias que sostienen la escucha y se sienten conectados de algún modo”.

Cada día que pasa, el encierro y la imposibilidad de trabajar cala hondo en la escasa economía de las familias de los barrios más postergados. “La gente está desesperada, ya que la mayoría son changarines, nadie tiene trabajo en blanco y otros salen a cirujear, por ende la plata no llega a la mesa de las familias”, sostuvo.

“Entre el coronavirus y el dengue, los barrios nos encontramos en una situación muy compleja, lamentablemente no vemos la asistencia del Estado, que debería entre otras cosas, fumigar, por lo cual las personas se sienten desamparadas. Las familias recurren a nuestra Asociación, pero nosotros lamentablemente no recibimos ayuda de ninguna parte, solo nos manejamos con la comida que nos otorga el Banco de Alimento y donaciones de diferentes empresas que conocen nuestra seriedad y compromiso social”.

Veinticinco familias son asistidas por la asociación “Nidos”, “tratamos de acompañarlos en todos los procesos de la vida, son más de 170 personas que asistimos con útiles cuando empiezan las clases, los sostenemos durante el año con meriendas, bolsones y todo lo que está a nuestro alcance dentro de nuestra escasa economía”.

Talleristas, voluntariados y becas estudiantiles son parte de las propuestas de la Asociación Nidos, “accedimos hace pocos meses a un plan de Nueva oportunidad que realmente fue transformador, ya que los hombres aprendieron a levantar paredes y hacer conexiones de luz. Y por el lado de  las mujeres comenzamos  a realizar los talleres de maternaje, ESI, nutrición y por sobre todas las cosas, como enfocar el desarrollo cognitivo de los niños dentro de una crianza no violenta”.

En torno al coronavirus, Mariana Segurado realizó una reflexión final, “aquí parece invisible el coronavirus, más allá de la información en los medios de comunicación, al no verlo las personas salen igual porque tienen hambre. Adentro están los chicos llorando pidiéndote comida en lugares reducidos, con familias numerosas con la incomodidad que eso implica. El jugar para ellos es una vía de escape, entonces sus patios abiertos son una salida de esa vida de postergación”.