Hay pequeños actos que pueden marcar la diferencia en la vida de una persona, sobre todo en los primeros años de vida. En una ciudad castigada por la inseguridad y la violencia, hay actos de amor que muestran que otra realidad es posible.

Es así como cientos de chicos de distintos barrios de la ciudad, muchos de ellos atravesados por la pobreza y la marginalidad, pueden disfrutar de una función del circo, en muchos casos por primera vez en su vida.

Niños de Barrio Toba, Tablada, Las Flores y Cabin 9, entre otras zonas, cada noche tienen la posibilidad de ir a ver la función de un circo.

Alberto Romero durante muchos años realizó distintas labores solidarias, pero en las vacaciones de invierno, mediante gestiones con el titular del sindicato de Artistas de Variedades Ezequiel Martínez y el dueño del circo Cristal, Antonio Cárdenas, surgió la iniciativa de llevar a niños al espectáculo.

Es así como Romero se encarga de llevar a cerca de 30 chicos de hasta 12 años por día a las funciones. Comenzó en el receso invernal, pero son tantos los niños que desean ir a ver los shows que la actividad continúa. De esta manera, ya cumplió el sueño de cerca de 300 chicos.

En diálogo con Conclusión, Alberto Romero, uno de los impulsores de la iniciativa, comentó: “Me alegra el alma esto. Hace un tiempo que vengo con una enfermedad, y a mí esto me alegra la vida”, al tiempo que anticipó que preparan un festejo para el Día de las Infancias en el barrio Bajo Paraná.

Por su parte, el titular de circo, Antonio Cárdenas, mencionó: «Para nosotros es un gusto, la finalidad del circo es esa, que todos los chicos tengan la posibilidad de venir a disfrutar».

«Con el circo siempre hicimos labor social. Siempre vamos a hogares de ancianos, comedores, hospitales. Cuando uno hace algo sin pedir nada a cambio, la vida lo devuelve».

«Ver a un niño feliz es lo más lindo que te puede pasar”, cerró el cirquero.