Rosario sigue marcando la tendencia en materia de balaceras. Instituciones públicas, colegios y comercios son víctimas frecuentes de este tipo de operaciones, que incluyen modalidades extorsivas por parte de los ejecutantes. Incluso tras la asunción del nuevo gobierno provincial, el propio mandatario Maximiliano Pullaro recibió amenazas explícitas.

En este caso, el ataque fue contra un local de ropa en barrio La Sexta, precisamente en Cochabamba y 1º de Mayo. Cerca de las 17 horas se efectuaron diez disparos en el comercio, que llevaba apenas dos meses en la zona. Y por la mañana, habían arrojado una bomba molotov en el frente del mismo negocio.

 

Cecilia, la dueña del lugar, dijo a la prensa que «por la mañana, cuando llegamos al local, nos dimos cuenta que nos habían tirado una molotov, gracias a Dios no se incendió». «Llamé a la inmobiliaria, le comenté lo sucedido, me dijeron que en el mismo lugar había ocurrido un episodio bastante similar unos meses antes que yo ponga al local, cuando había un estudio jurídico», añadió.

«Los vecinos me dijeron que habían disparado diez tiros hacia el local. Esto fue a las 5.50., yo abro a las 6, vengo un ratito», agregó.

«El local lo inauguré el 11 de noviembre, voy a cerrarlo ahora. Lamentablemente, en el país que vivimos no podemos progresar. No queda otra más que darles el gusto a los malos», se lamentó.

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«Jamás me extorsionaron por mensaje, jamás me pidieron dinero, jamás tuve una amenaza, nunca nada. Es como que esto es muy de repente, no sé cuál es el motivo a lo que quieren llegar, ni sé quién es la persona, desconozco totalmente», especificó, diferenciándose del modus operandi delictivo de los últimos tiempos.

«Soy nueva en la zona porque me lo recomendaron, tengo amigos acá del barrio, pero no es la primera vez que pasa esto.Es algo que me agarró en shock, no sé qué hacer», indicó. «No quiero ni entrar comercio porque la angustia, sinceramente, es mucha, es algo que me costó mucho ponerlo y no quiero ni entrar», sostuvo.

Consultada sobre los pasos a seguir, comentó que «ahora me llevaré todo a la mercadería, arreglaré los vidrios como corresponde, llamaré a la inmobiliaria y pagaré el contrato para poder rescindirlo, venderé online. Era la primera vez que tenía un local en la calle».

«Me sacaron todo, exactamente, me sacaron lo único que tenía de capital. Pero bueno, no queda otra que seguir», concluyó.