Por: Alejandra Ojeda Garnero 

La Brigada Aérea Policial (BAP) es una división de la Policía de la provincia de Santa Fe y está a cargo del Comisario Mayor Fernando Scabuso, único piloto en la provincia de Santa Fe que es policía y cuenta con habilitación para volar una aeronave policial. El mantenimiento de las aeronaves está a cargo del Gobierno de la provincia a través de la Dirección de Movilidad de Aeronáutica.

La BAP cuenta con dos helicópteros, uno en Rosario, con base en el aeropuerto Islas Malvinas y otro en Santa Fe con base en Sauce Viejo. Además está compuesta por un grupo de trece hombres con licencia de pilotos pero que operan en helicópteros como copilotos, porque todavía no están todos habilitados. “La brigada tiene tres años de desarrollo y habilitar un piloto lleva mucho tiempo más porque necesitan muchas horas de vuelo”, aclaró Scabuso.

La nave que se utiliza en los patrullajes sobre Rosario es de origen francés, tiene una capacidad de seis plazas con un motor de 800 caballos, una velocidad máxima de 250 kilómetros por hora y es una nave utilizada en toda América y en Europa y reemplazó a todas las naves oficiales. Es utilizado por distintas fuerzas de seguridad. En Argentina es utilizado por Prefectura, Policía Bonaerense, Gendarmería y la Policía de la provincia de Santa Fe. El modelo que opera la BAP es un Eurocopter AS350 B2 y no es una nave artillada, es decir que no está equipado con armas de fuego.

El vuelo de patrulla policial es totalmente distinto al vuelo comercial o civil, porque “nosotros volamos siempre por debajo de alturas y velocidades de seguridad, volamos más bajo y volamos más despacio. Cualquier cosa que se pueda generar en ese proceso, en ese rango de altura y velocidad, siempre va a ser más grave que si están en altura y con velocidad. Por eso el vuelo policial amerita más tiempo de instrucción”.

Para iniciar el vuelo se deben respetar una serie de controles y registros. Todo lo que entra y sale por un aeropuerto controlado tiene que pasar por el control de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Personas, equipajes, todo queda registrado en una planilla de control.

Aunque los pilotos están catalogados como vuelo oficial, también deben reportarse a la PSA. La tripulación del helicóptero cuenta con autorización para ingresar con armas debido a que abordarán una aeronave pública en ejercicio de sus funciones. De lo contrario tampoco pueden ingresar armados.

Luego del registro de las personas que participarán del vuelo, “el procedimiento continúa en la oficina de Plan de Vuelo con el registro de la planilla de control de vuelos, donde se completa una especie de declaración jurada donde consta el tipo de nave, con cuánto combustible cuenta, qué tiempo va a permanecer en el aire, por donde va a ir, por donde va a entrar, la actividad específica que va a desarrollar, que tipo de comunicaciones tiene la aeronave y cuántas almas hay a bordo. Todo se escribe en claves porque cuando la autoridad aeronáutica consulta, desde la nave debemos reportar lo que declaramos en la planilla”, explicó el piloto.

La importancia del plan de vuelo radica en que si a la nave le sucede algo, los rescatistas van a salir a buscarla en base a lo declarado. Si la nave sufre algún siniestro, quienes vayan al rescate sabrán para cuántas almas deberán llevar equipos de rescate y en qué lugares buscar.

Una vez realizados los trámites de rigor, la tripulación se dirige al hangar donde se encuentra la nave. Los tripulantes trabajan en lo que se denomina una inspección pre vuelo que “incluye el control de la nave. Se inspecciona que no presente golpes, que tenga el combustible adecuado, que los niveles de aceite estén en orden, que los fluidos estén en orden y que no haya algo que altere la estructura del helicóptero. Este procedimiento se debe hacer en todos los vuelos, desde la nave más chica hasta los aviones comerciales”, indicó.

Además, Scabuso es un apasionado de lo que hace y no duda al momento de brindar detalles sobre la función que desempeña y la finalidad de su trabajo. Así contó que “todas las patrullas policiales salen con una autonomía suficiente para poder estar en el aire el tiempo que reclame un procedimiento, que puede estimarse en un máximo de cuatro horas. ¿Cuál es la función de la patrulla aérea policial? Existen dos tipos de patrullas”, se pregunta y al mismo tiempo se contesta Scabuso.

“Una patrulla preventiva de alta visibilidad con la función de circular a una altura de seguridad sobre la ciudad de Rosario, detectando anomalías que nosotros mismos podemos informar o bien que la Central 911 nos pueda comisionar para hacer algún tipo de procedimientos y nosotros vamos como apoyo a las patrullas de tierra”. Siempre dentro del plan de vuelo declarado. “Aunque si  surge algún inconveniente, nosotros como aeronave policial estamos autorizados a cancelar el plan de vuelo declarado antes de partir y abrir un nuevo plan de vuelo en el aire”. La comunicación se realiza por radio. “En esta función, las aeronaves de uso militar, bomberos, defensa civil y policía tenemos esa ventaja porque no sabemos con qué nos vamos a encontrar. Si estamos volando y nos dicen que hubo un accidente donde necesitan un traslado urgente en San Nicolás, tengo que romper el plan de vuelo que hice y rescatar a las personas”, graficó el piloto.

El otro tipo de patrulla es la que está programada y destinada a un procedimiento particular, por ejemplo un allanamiento.  “Sabemos día, horario y lugar donde se va a realizar -continúa Scabuso- generalmente se realiza con otras fuerzas policiales o con jefes a bordo y en ocasiones parten desde la Jefatura de Policía. También pueden participar personal de delitos complejos o de drogas y si se realiza un allanamiento se irrumpe en el lugar. Todo está programado en este tipo de patrullas y ese vuelo está dirigido a una acción específica”.

Estas son las dos funciones principales que tiene a cargo la Brigada Aérea Policial, una  de patrullaje preventivo de alta visibilidad y apoyo en tierra y la otra destinada a procedimientos específicos. Además se suman todo lo que conlleva la operación helitransportada que incluye transporte sanitario, de evacuación aeromédica, lucha contra el fuego, traslados, observación, fotografía, todo lo que hace que el helicóptero sea tan versátil.

Pero la intriga de todos los que están en tierra  y observan cada noche la pequeña nave surcando el cielo de la ciudad es ¿cómo ven? Y la respuesta al unísono de los tripulantes es categórica, “se ve todo”.

“La ciudad desde el aire, se achica completamente. Desde arriba se ve todo. Se ven los autos, si hay una persona corriendo, si se subió a un techo, si se bajó. Todo esto si es de día. Si es de noche se ve lo que alumbra el faro”, indicaron.

“Hemos tenido procedimientos donde un delincuente entra en el haz del faro y lo único que hacemos es detener el helicóptero y seguirlo con el faro para guiar el operativo cerrojo en tierra. Una vez que el helicóptero te esclavizó, no te escapas más”.

Para poder concretar el objetivo del patrullaje preventivo “el plan de vuelo lo establecemos sobre la ciudad de Rosario y a muy baja altura. El principal plan tiene que ver con volar sobre la avenida Circunvalación hasta barrio Las Flores, Villa Gobernador Gálvez, toda la costanera, el río y volvemos. Y después comenzamos a cruzar la ciudad por las avenidas, salvo que esté pasando algo y haya que desviar de esa ruta. También depende de las condiciones climáticas”, detallaron.

El plan de vuelo puede variar, por distintos motivos, pero al momento del despegue el comisario mayor Fernando Scabuso, quien pilotea la nave, su copiloto el oficial principal Juan José Loyola y el tripulante Jorge Errico, quien tiene a su cargo el control del reflector, saben perfectamente cuál será su recorrido durante el patrullaje preventivo sobre la ciudad.

Generalmente el vuelo tiene una duración de dos o tres horas, y la ciudad la dividen en cuadrículas de diez cuadras para orientarse desde el aire y poder ubicar la zona donde su apoyo aéreo es requerido, según las necesidades que requieran las patrullas desde tierra.

La nave vuela a una altura que no supera los 300 metros y viaja a una velocidad de 200 kilómetros por hora. Con estos datos, no resulta difícil deducir que en helicóptero se puede atravesar la ciudad en sólo cuatro minutos, de un extremo al otro.

Existen tres tipos de comunicación durante el vuelo. Por un lado el piloto, y sólo él se puede comunicar con la torre de control aéreo, además se comunica con la Central 911 y también está equipado con un sistema de comunicación interna para que todos los tripulantes a bordo de la nave puedan comunicarse entre sí. Por la función que cumple, la patrulla tiene prioridad de paso y de comunicación dentro del espacio aéreo de la ciudad.

Así la Brigada Aérea Policial, compartió con Conclusión un vuelo de patrullaje preventivo que incluyó el rastrillaje de toda la ciudad y la persecución de un auto sustraído en la zona sur de la ciudad que llegó hasta la zona rural de Zavalla.

Sin demasiados sobresaltos y con un procedimiento de rutina la nave se mantuvo en el aire por el término de dos horas y finalizado el patrullaje vuelve a la base del aeropuerto Internacional Islas Malvinas.

Fernando Scabuso tiene treinta años de servicio en la policía y su vocación primaria fue la de pertenecer a la fuerza. Luego surgió la vocación de volar y comenzó a cumplir ese sueño en vuelos privados en forma deportiva hasta que se convirtió en una actividad profesional y hoy a poco de jubilarse asegura ser “un agradecido a la vida y a la institución porque debe haber pocas personas que llegan al final de la carrera logrando sus dos más grandes sueños que es abrazar la policía con una jerarquía de comisario mayor y aplicar mi capacidad en  materia de seguridad en el vuelo. Haber fusionado la aeronáutica con la policía, mis dos grandes pasiones, soy un agradecido de la vida por lo que la vida me ha dado”.

Juan José Loyola hace quince años que reviste en la policía, es piloto de avión hace dos años y tiene el cargo de oficial principal. Si bien cuenta con la licencia de piloto de helicóptero aún le resta cumplimentar las horas de vuelo que se requieren para lograr la habilitación.

Jorge Errico hace diez años que pertenece a la fuerza policial, es oficial y obtuvo la licencia como polito de helicóptero aunque debe cumplimentar las horas de vuelo requeridas para conseguir la habilitación.

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