Uno de los barrios más emblemáticos de Rosario se encuentra en el medio, en el centro de la ciudad se llama Echesortu. Escuelas, hospitales, grandes mercados, bancos y un gran sentido de pertenencia hacen al barrio hoy en día, uno de los espacio más querido a nivel social.

Desde los inicios del barrio, allá por el 1890, ha sido un punto geográfico de suma relevancia para las conexiones de caminos hacia los pueblos del Gran Rosario y de aceeso hacia el microcentro de la ciudad.

Lugares emblemáticos han hecho de «Pueblo Echesortu», como se lo llama en sus comienzos, una gran plaza de negocios e innovaciones, con una actitud de cambio constante pero guardando las costumbres y la impronta del lugar.

Conclusión decidió hablar con un especialista en la historia de Echesortu, Roberto Trapé, para consultarle sobre la importante página que escribió la historia del barrio en la biografía de Rosario.

El arquitecto y poeta, quien se reconoce como «una especie de héroe accidental. Alguien que sin querer termina ocupando un lugar y bueno, trato de llevar esa especie de antorcha de lo que es el rescate de la historia», está convencido de que «la memoria de la ciudad está en los barrios».

Trapé hace una radiografía de Echesortu: «Yo siempre cuento que Echesortu arranca siendo el arrabal de un Rosario antiguo y geográficamente ahora es como si fuera el corazón de la ciudad. Un barrio que tiene un gran sentido de pertenencia, más que otros que el cronista barrial e historicista Nicolás de Vita decía que Echesortu es como una pequeña ciudad dentro de una gran ciudad, tiene de todo, tiene clubes, universidades, escuelas, negocios, la calle Mendoza es formidable, es fuertísima. Bueno, están todos los servicios y está rodeada por hitos importantes en la ciudad como el mercado del patio, la terminal de ómnibus, el HECA, la UCA».

Al consultarle sobre la esquina tradicional de Mendoza y Avellaneda, el especialista aseguró que, históricamente, «este lugar es considerado el núcleo fundacional del barrio. Les cuento. El barrio se llama Echesortu, por una simplificación de la empresa Echesortu Casas, una empresa que formó Ciro Echesortu y Casiano Casas en 1876. Bueno, hicieron una empresa formidable que en algún momento arranca como almacén de ramos generales y después termina siendo una especie de pool donde también empezaron a urbanizar, a comprar tierras, bueno, no hubo negocios que esa empresa no hizo. Y por una simplificación de la gente de esa época, en vez de decirle voy a pagar a Echesortu, en vez de Echesortu Casas. Había otros terratenientes, no eran los únicos, estaba el mayor Santiago Buratovich. Está la plaza también».

Trapé continuó: «Está la plaza que lleva su nombre. En esta zona por acá era el barrio de Arrillaga, Domingo de Arrillaga, el doctor Infante que eran socios, también era uno de los precursores. Y también, no hay que olvidar, si bien no tenía el nombre de barrio, los primeros que construyen en el barrio son los hermanos Jewell. Así que hay toda una impronta británica en el comienzo del barrio. Pero este lugar que me preguntaste, se cree que es el lugar donde se inicia todo, no es solamente la instalación de los hermanos franciscanos, también se instala en 1890 un destacamento policial, empieza a aparecer la calle Mendoza, que era la calle del mercado, podemos contar la historia también en otro momento, era una calle que conectaba lo que era el pueblo Funes con los mercados de concentración que estaban en el centro, era un lugar de paso importante».

Los emblemas de Echesortu

El barrio Echesortu tiene una histórica locación donde comenzó el bar La Capilla, quien llevaba ese nombre por estar frente a la parroquia San Francisco.

Trape comentó, al respecto, que «ahí al frente de San Francisco hay un sitio que considero que es emblemático, muy querido, que es conocido acá por la capilla, el bar se llamaba La Capilla, obvio por el asentamiento. Ustedes imaginen todo lo que pasó en esa época, gente de todos lados, inmigrantes de todos lados, iban ahí a enterarse de sucesos de la Primera Guerra o cosas justas deportivas. Era un sitio de debate, después pasó a ser un villano, un bodegón. También yo vi cómo bailaban el tango ahí».

Para el especialista el cual demuestra mucha pasión al hablar del barrio de sus amores, es fundamental hablar «de un valor que es la pertenencia a los espacios públicos, a esas veredas que transitamos, a esos sitios que visitamos donde nos tomamos un café quizá en nuestra primera cita con nuestra esposa, que a futuro iba a ser nuestra esposa. Llevamos a nuestros hijos. Bueno, todo eso va generando un sentimiento hacia los sitios».