Rosarino, aviador, de infancia en el barrio Cura y apodado “el Gordo”, Alfredo Jorge Vázquez es uno de los grándes héroes rosarinos que dejaron su joven vida en la Guerra de Malvinas, como Alberto Marcelino Aguirre, Oscar Manuel Álvarez, Jorge Enrique Cicotti, Sergio Raúl Desza, Daniel Osvaldo Esturel, Felipe Santiago Gallo, Juan Luis Domingo Gregori, Roberto Segundo Lobo, Severino José Maragliano, Aldo Osmar Patrone, Héctor Miguel Rolla y Soriano Sotelo.

Con 24 años de edad, Vázquez era uno de los aviadores más destacados, teniendo en la guerra la misión de volar a 400 kilómetros por hora a muy baja altura, cerca del mar, para no ser detectado por los radares y así poder bombardear su objetivo y emprender luego el escape.

Nacido el 8 de noviembre de 1957, hincha de Central, nadador federado de Newell’s con inicios en Provincial y recibido como aviador apenas a sus 18 años, egresó como alférez en 1979, donde realizó su trabajo en la Base Aérea de Mendoza. Tras pasar por Villa Reynolds, en San Luis, Vázquez fue enviado a Río Gallegos en el comienzo de 1982, cuando estalló definitivamente el conflicto por las Islas Malvinas. Desde allí fue que el aviador llamaría por última vez a su familia el domingo 6 de junio, a dos días de lo que sería su última misión.

Ese martes 8 de junio, Vázquez partió a bordo de su A-4B Shyhawk junto al primer teniente Oscar Berrier (al mando) y el primer teniente Héctor Hugo Sánchez, con la misión de hundir el lanchón de desembarco HMS Fearless. Los tres partieron a las 15 desde Río Gallegos, tras lo que había sido el primer ataque por parte de dos aviones argentinos a ese objetivo.

En una segunda oleada llevada adelante por cuatro de estos pilotos, los héroes lograron hundir la mencionada lancha, pero dos Sea Harrier británicos se encontraban esperando a los aviones y derribaron tres de los cuatro cuando éstos escapaban, entre ellos el del rosarino.

En 2015, a 33 años de su muerte, se le dio su nombre a la plazoleta de la esquina Bv. 27 de Febrero y Moreno, como forma de homenajear su valentía y su entrega por el país. En este 2019, la placa que lo recuerda en esa esquina fue renovada, y este 2 de abril su memoria resurge como la de todos los rosarinos y todos los argentinos que perdieron su vida en aquella cruel guerra.