Por Guido Brunet

“Es muy muy jodido”. Con esas palabras Miguel Valentino, ex trabajador de Mefro Wheels trató de describir su situación. Como otros 50 trabajadores aproximadamente, a un año del cierre de la fábrica, Miguel continúa sin trabajo.

Valentino es técnico mecánico, pero por más que tenga amplios conocimientos y experiencia, comenta que no lo toma nadie porque dice que no les sirve. «Cuando tenes más de 40 no te queda otra que irte a otro mercado, y no es fácil”, afirma.

Pero además de los económicos, la falta de trabajo genera otros problemas, como depresión e inconvenientes en sus hogares. Ya que junto a cada trabajador/a hay una familia. “Después vienen los problemas familiares y conyugales, es la parte que no se ve cuando se habla de pérdida de puestos laborales o inflación. Es muy bravo”, cuenta Valentino.

“Cuando perdés el trabajo se te complica el alquiler, el colegio de los chicos, medicamentos, un montón de cosas”, enumera Miguel los inconvenientes cotidianos por lo que atraviesa quien ha perdido su trabajo.

“Animicamente estamos mal, cuando buscás trabajo y no te llaman te bajoneas. Ves que sos útil pero no te quiere nadie. Nosotros teníamos un oficio con quince o veinte años trabajando. Te quedas sin empleo y te sentís vacío”, continúa el técnico.

«Animicamente estamos mal, cuando buscás trabajo y no te llaman te bajoneas»

De 130 empleados, unos 30 tienen entre 45 y 62 años. “Eso para la sociedad es una lacra, sos mala palabra para una empresa, no te toma nadie”, asegura Valentino.

Luego del -hasta ahora- cierre definitivo de Mefro Wheels, cerca de cien trabajadores quedaron en la calle, la mitad aproximadamente no han podido conseguir empleo. Mientras que el resto subsiste a través de changas; son pocos los que, hasta el momento, se reinsertaron en el mercado laboral.

Sobre el fondo de desempleo, Valentino opina que “es una mentira y una burla para el trabajador porque te dan migajas”. “No es fácil quedarse sin trabajo varios meses…”, repite Miguel.

Por su parte, Alfredo Loccoco, otro ex trabajador de la planta, resume: “Estamos a la deriva”. Alfredo tiene 48 años, expresa que está cansado de buscar trabajo y tirar curriculums, “es como chocar contra una pared”. “Y todo eso te deprime”, señala.

“Hay una gran cantidad de compañeros que estamos pasando un muy mal momento”, sentencia.

Alfredo tiene el título de técnico mecánico y plomero, pero no encuentra un empleo. Tiene una hija de dos años y busca una respuesta a su situación: “¿Qué hago si no puedo trabajar?”. “Solamente hago algunas changas, pero muy poco, no me alcanza”, detalla Alfredo.

“Hay una gran cantidad de compañeros que estamos pasando un muy mal momento”

“Sigo dando vueltas”, comenta. “No sé si no hay oportunidades para nosotros las personas de cierta edad o no hay oportunidades para nadie”, se cuestiona.

Valentino cuenta que desde que Mefro Wheels cerró dos de sus compañeros fallecieron, «uno se suicidó -este martes- y otro, deprimido, chocó con su moto contra una columna”. El hombre vincula estas situaciones a la depresión que sufrían al quedarse sin trabajo. A esto, Lococco agrega a otro compañero fallecido a causa de un ataque al corazón. “Es todo a raíz de este proceso”, considera.

En la espera

Luego del cierre de la fábrica en febrero de 2017, y tras gestiondes provinciales, se intentó reactivarla a partir de la intervención del grupo empresario Cicarelli en el mes de septiembre, pero al no conseguir terminales que compren los productos, los empresarios abandonaron la planta.

La mitad de los trabajadores, entonces, recalaron en Cirubon, propiedad del mismo grupo, realizando otras tareas. Los ex empleados de Mefro continúan esperando que surjan inversores -con algunos hay conversaciones para que se hagan cargo de la fábrica-, aunque poco a poco la esperanza se va apagando.

“Los alemanes nos cagaron”, dice con bronca Miguel. “Hicieron un lock out patronal y de la noche a la mañana nos encontramos en la calle”, relata.

“Queremos que la fábrica abra porque es la lucha que llevamos adelante desde hace más de un año. Tiene que abrir. Hay un mercado que necesita llantas porque autos se venden cada vez más. Es ilógico que cierre”, dice Valentino sobre la única fábrica del país que confecciona llantas. “No puede ser que ni Nación ni ningun inversor aparezca”, comenta indignado.

Lococco agrega que “eso lleva tiempo, y lo que no tenemos es eso: tiempo”. “No tenemos forma de vivir ya, no se consigue trabajo”, manifiesta el trabajador.

“Hay inversores que están negociando aparentemente, pero lleva tiempo y no tenemos la seguridad de que va a salir bien. Estamos todos buscando trabajo pero es muy difícil”, cierra el hombre.

“No tenemos forma de vivir ya, no se consigue trabajo”

La empresa Mefro Wheels continúa con el concurso de acreedores, por lo que los ex empleados aún no cobraron su indemnización.

Desde la UOM actualmente impulsan un proyecto de fabricación de llantas para máquinas agrícolas y en ese sentido ha entablado conversaciones con empresarios locales en búsqueda de interesados. Pero como dice Alfredo Lococco, tiempo es lo que no tienen.