El taller de alfarería ubicado en calle Laprida 2051 perdió a su maestro, su faro. Este miércoles se conoció la triste noticia sobre el fallecimiento de Rubén Winkler «el alemán». Un hombre que supo hacer de un oficio, una pasión, una forma de vida. Hoy Rosario despide a un histórico que dejó su magia grabada en su población de arcilla.

En el último tiempo, Winkler se vio afectado por algunos problemas de salud que lo llevaron a estar internado desde hace una semana. Finalmente, el entorno familiar detalló que falleció este martes, a trece días de cumplir 81 años.

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“Mi papá siempre decía que en algún rincón vive un alfarero. Este oficio se lleva en la sangre, es como si Dios te lo hubiera impuesto, viene con uno”, le decía Rubén Winkler a Conclusión allá por el 2019.

El histórico lugar de calle Laprida data de 1855, en la era de Bartolomé Mitre. En Rosario se fabricaban ladrillos y «todavía conservamos muchos como reliquia. Este oficio llega a nuestro país producto de muchos italianos y españoles que huían de la guerra» destacaba el «alemán» que no desaprovechaba oportunidad para visibilizar este maravilloso oficio.

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En aquella extensa y cálida entrevista Winkler reflexionaba, «A mí me hubiera gustado, antes de morir, poder contemplar un mundo de alfareros. Pero como ya lo vi, solo me queda guardarlo en mi corazón. Este oficio se lleva en la sangre, es como si Dios te lo hubiera impuesto. Viene con uno», concluyó.

Una población de arcilla hoy se quedó sin su maestro, un taller histórico que continuará el camino de un oficio que debería perdurar por siempre.