El magnesio, además de ser el noveno elemento químico más abundante del universo (el octavo más numeroso de la Tierra), se utiliza para fines de los más diversos y fundamentales.

Desde polvo para secarse las manos las manos en el gimnasio o como suplemento alimenticio hasta partícipe en la fabricación del chasis y las carcasas o cuerpos de diversos aparatos electrónicos como notebooks o cámaras de fotos, el elemento representado por el símbolo Mg en la tabla perodíca se destaca por ser uno de los más polivalentes, según indicó Juan Carlos López en un informe para Xataka.

El mismo, aunque suene extraño, es fabricado por las estrellas en su interior a través de la nucleosíntesis estelar, como resultado de la combinación de una temperatura alta y una presión mayor, como así también producen helio, carbono, oxígeno y otros elementos más ligeros, con posibilidad de crear también algunos más pesados hasta llegar al hierro, cuando se agotan y colapsan en una explosión que llamamos supernova.

En la Tierra, ese mismo elemento forma parte de un amplio abanico de minerales que se pueden encontrar con facilidad, como así también se puede producir en su forma metálica de manera artificial.

Este magnesio se utiliza en la producción de aleaciones que lo combinan con el aluminio, y son las que se utilizan en la fabricación de chasis y carcasas para algunos de los dispositivos electrónicos que utilizamos, gracias a su ligereza y considerable dureza.

Asímismo, este elemento es conocido como uno de los componentes fundamentales del tejido de nuestros huesos y dientes, lo que infiere que una de sus funciones más importantes sea estructural, como así también en la formación de proteínas y en la obtención de energía. Los humanos pueden incorporar magnesio a través de una dieta rica en el mismo con frutos secos (nueces, almendras, anacardos, etc.), hortalizas (zanahorias, calabaza, etc.), verduras (espinacas, repollo, etc.) o cítricos (limón, naranja, pomelo, etc.), entre otros muchos productos.

Las propiedades fisicoquímicas del magnesio en estado puro no son las idóneas para permitir su uso como material estructural para la fabricación del chasis y las carcasas de nuestros dispositivos electrónicos, ya que su elevada rigidez y reducida plasticidad, entendida esta última como su capacidad de cambiar de forma bajo presión mecánica sin alcanzar su punto de fractura, desaconsejan utilizarlo de forma aislada, pero estas mismas características unidas a su baja densidad y a su capacidad de generar una fina capa de óxido que lo protege de la corrosión lo hacen ideal para participar en algunas aleaciones con otros metales.

Los países con más grandes reservas de magnesio son Rusia, China y Corea del Sur (probablemente Corea del Norte también), y para producirlo no sólo se utiliza la electrólisis de las sales de magnesio sino el proceso Dow, una variante de la electrólisis que permite obtener el 80% del magnesio disponible en el mercado mundial.