Por Sol Drincovich de iProUp

La relación entre China y Estados Unidos se torna cada día más complicada. Las reiteradas denuncias de Donald Trump a Beijing sobre el mal manejo, ocultamiento de información y su negación a investigar sobre el brote de coronavirus terminó de crispar una relación por demás tensa.

Así, la pandemia se convirtió en otro capítulo de la «guerra fría 4.0» que enfrenta a las principales potencias y cuyas esquirlas alcanzan al resto de los países

Más allá de la cuestión comercial, que incluye mayores aranceles a la llegada de productos de Hong Kong a los Estados Unidos y la suspensión de importaciones agrícolas americanas a suelo chino, las dos potencias mantienen un fuego cruzado en el terreno tecnológico:

– Washington puso la lupa sobre Huawei y exige una licencia a sus empresas para permitirles contratar productos y servicios de firmas orientales

– Beijing creó una «lista de entidades no confiables» para restringir las operaciones de Apple, Cisco, Qualcomm, Boeing y otras empresas.

La disputa, que comenzó como una batalla comercial y una escalada de aranceles y sanciones cruzadas, muy pronto dejó al descubierto el mayor trasfondo de esa pelea: dirimir qué nación impondrá el «modelo» 5G (que luego será replicado por otros países). Y, asociado a ello, otra cuestión más relevante: cuál de los dos controlará la información en todo el planeta.

Si bien la Casa Blanca acaba de permitir que firmas chinas colaboren en el diseño de los estándares de esta tecnología, tratará de evitar a toda costa que sea el proveedor dominante a nivel global.

Patricio Giusto, director del Observatorio Sino-Argentino y docente del Programa Ejecutivo sobre China Contemporánea de la UCA, afirma a iProUP que la pandemia hizo recrudecer una guerra que ya existía por la supremacía tecnológica

«China hace tiempo que está superando a Estados Unidos. Trump ve en ese país una amenaza. Hoy tenemos un conflicto que se va a ir incrementando y poniéndose cada vez más tenso«, sentencia.

«No es una guerra comercial, sino de acceso a la red como fuente de información y como herramienta de presión comercial y geopolítica para el país fabricante. El debate pasa por terminar eligiendo quién te va a espiar«, sentencia a iProUP Emmanuel Jaffrott, consultor y doctor en telecomunicaciones.

Así, la principal disputa está dada por ver quién controla las redes móviles 5G, un terreno en el que el gigante asiático tiene más tropas desplegadas y que será vital para la economía del futuro.

¿Qué es el 5G?

El 5G es la quinta generación de redes móviles, como se conoce cada una de las etapas que vivió la telefonía celular desde su nacimiento:

– El 1G analógico, que sólo permitía hablar por teléfono

– El 2G que introdujo los SMS

– El 3G que aportó InternetTe puede interesar

– El 4G que trajo la banda ancha móvil

El 5G ofrece:

– Mayor velocidad

– Menor latencia (tiempo que demoran dos equipos en comunicarse)

– Mayor cantidad de dispositivos que pueden conectarse a una misma base

Potenciará:

– La Internet de las Cosas (IoT)

– Las ciudades inteligentes

– Los autos sin conductor

– Los hogares conectados

– La realidad virtual y aumentada

¿Quién preferís que te espíe?

«El tema es clave en cualquier sociedad moderna, ya que no sólo estamos hablando de personas con celulares sino de la posibilidad de conectar todos los objetos. El planteo de EE.UU. es no ceder infraestructura estratégica y sensible a quien pueda usarla en su contra», dice a iProUP Enrique Carrier, experto en telecomunicaciones.

En diciembre, la Embajada de EE.UU. en Buenos Aires lanzó una alerta roja: «Los proveedores de telecomunicaciones de China pueden ser una amenaza para la seguridad nacional«. Dos semanas más tarde, envió un nuevo mensaje exigiendo garantizar el respeto a la libertad individual y privacidad para el buen desarrollo del 5G.

«Está claro que esta guerra es una suerte de repartición del mundo«, señala Jafrott. Y añade: «Quien tenga el control de la infraestructura tendrá acceso a todos los datos y desarrollos que la nueva tecnología vaya a posibilitar. A nivel global, Huawei ya firmó más de 60 contratos mientras que Nokia cerró 63 y Ericsson, 32″.

Lejos de propiciar un alto al fuego, la pandemia actúo como catalizador del enfrentamiento ya que adelantó lo que viene: una producción más automatizada y menos dependiente, en la que el 5G jugará un rol central.

«El desafío de los fabricantes era demostrar el valor de la digitalización en diferentes áreas de la economía y el gobierno. Y fue resuelto en gran medida por la contundencia de la COVID-19″, afirma a iProUP José Otero, vicepresidente de Latinoamérica y Caribe de 5G Américas.

«El 5G conectará hasta un millón de dispositivos por metro cuadrado, 10 veces más que el 4G«, agrega. Así, asegurará un ecosistema de redes capaz de soportar el tráfico generado por esa cantidad de equipos y a velocidades mucho más altas que las actuales.

De acuerdo con GSMA:

– China hoy controla el 40% del mercado móvil

– Contará con el 70% del 5G global este mismo año

– Ya construyó más de 160.000 estaciones 5G que cubren más de 50 ciudades

– Los operadores invertirán más de u$s160.000 millones en sus redes hasta 2025

¿Y qué ocurre en Argentina?

China tiene un interés muy grande por entrar con su red de 5G en América Latina. En el caso particular de Argentina, ya efectuó tres pruebas ambientales reales con Telecom Personal y planea repetirlas con Claro y Telefónica.

«Nuestra solución, Single Ran, permite la reutilización de buena parte del equipamiento 4G para llegar al 5G de una forma más suave y ahorrar en las primeras fases», explica a iProUP Juan Bonora, director de Relaciones Institucionales de Huawei Argentina.

Si bien las telcos miran el precio, hay cuestiones de alineamiento geopolítico que impactarán en sus decisiones. Según Jaffrott, «EE.UU. está presionando para que no sea China la que gane el mercado local de 5G«. 

Y añade: «Para que el presidente de una nación presione al de otra, claramente hay otra intención, que es la de hacerse de información y controlar las redes de toda América Latina«.

Para Carrier, será una decisión política, pero tendrá más peso la marca de los equipos que los operadores usaron para el despliegue de las redes 4G.

Según datos de mercado, la tecnológica asiática es responsable del 70% de la red nacional de Telecom y del 100% de la de fibra óptica que el prestador posee en Capital y GBAEl core de la red de Movistar es 100% provisto por Huawei.

Desde Telecom aseguran a iProUP que mantienen relaciones comerciales con los principales proveedores internacionales, atendiendo exclusivamente atributos de innovación, robustez y vanguardia tecnológica. Huawei es, desde hace más de 15 años, uno de sus partners estratégicos.

«Con ellos desarrollamos gran parte del proceso de actualización de nuestra red móvil y el despliegue de 4G desde 2014, porque sus soluciones cumplen con estándares de solidez y escalabilidad, no sólo para tener la red más rápida de la Argentina, sino para estar preparados cuando el 5G esté disponible comercialmente», remarcan desde Telecom.

Sin misiles

Los analistas entienden que el 5G no sólo será una fuente para recopilar información de inteligencia, sino también uno de los campos en los que desatará la ciberguerra, es decir, ataques ejecutados a distancia contra la infraestructura crítica de naciones y compañías.

De hecho, la firma Cybersecurity Ventures asegura que los daños a empresas y Estados representarán u$s6 billones este año. Esto equivale al 7% del producto bruto mundial y a 11 veces el PBI argentino.

«EE.UU. y China generan ciberagresiones mutuas cotidianamente. Eso sí: gerencian impecablemente una escalada de sus conflictos porque a ninguno le conviene provocar respuestas convencionales», explica a iProUP Roberto Uzal, director de la Maestría en Ciberdefensa y Ciberseguridad de la UBA.

Para Giusto, ya estamos en una ciberguerra. «La diferencia es que no son batallas declaradas, soldados, tanques ni aviones, sino que los ataques se disparan desde agencias de inteligencia privadas para que no se sepa de dónde provienen», explica.

Y añade: «La red de infraestructura cibernética de China recibe 30.000 ataques por día. Taiwán, que está en conflicto con ese país, unos 100.000. Rusia utiliza mucho esta estrategia».

Con respecto a la Argentina, Uzal confía que ya se recibieron ataques terroristas de gran magnitud y no es posible descartar que esos mismos grupos no estén en posesión de ciberarmas.

«Nadie puede afirmar que sea imposible que elementos constituyentes de nuestra infraestructura crítica se conviertan en blancos de ciberterrorismo transnacional», remarca.

Por su parte, Gustavo Linares, director General de Seguridad Informática del gobierno porteño, afirma a iProUP que «todas las empresas y gobiernos sufren muchos ataques diarios, de diferentes dimensiones». Y enfatiza: «Cualquier cosa conectada a Internet va a sufrir unoinstantáneamente porque hay robots que buscan encontrar alguna víctima o incluirla dentro de su red».

Esto significa que los celulares y computadoras de la gente pueden ser usados por las milicias «4.0» para atacar plataformas gubernamentales o corporativas sin que el usuario se dé cuenta. 

Linares revela que, desde que comenzó la pandemiase incrementaron las denuncias 110% en relación al año anterior. Y cada vez serán más frecuentes con la mayor adopción de tecnología. En este sentido, el documento Visión Global de la Industria (GIV) de Huawei enumera 10 tendencias que definirán a las sociedades a mediano plazo y en las que 5G será crucial, por ejemplo:

– 2.800 millones de personas usarán este servicio

– 15% de los vehículos usarán C-V2X, una tecnología que conecta autos entre sí, con el entorno y los peatones

– Habrá un robot cada 100 empleados en las fábricas

– 90% de la población utilizará asistentes personales

– 20.000 millones de electrodomésticos inteligentes estarán en funcionamiento

– 100.000 millones de dispositivos se conectarán a Internet

Así, es probable que más pronto que tarde, las guerras del futuro dejen de tener lugar en un país para estar en todos, en el ciberespacio y sin enemigos abiertamente declarados. Y que todos seamos soldados sin saberlo.