Todos nuestros datos bancarios, de movimiento, de gustos, de preferencias se encuentran almacenados en enormes servidores que pertenecen a gigantes empresas como Amazon, Microsoft, Google (de Estados Unidos) o Alibaba (de China).

Como consecuencia de ello es que surge esta iniciativa europea para poder independizarse de estas grandes empresas de capital extranjo.

Europa ha emprendido en los últimos años un camino hacia la llamada “soberanía tecnológica” con nuevas leyes como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y las negociaciones para que estas empresas paguen impuestos en los países de la UE donde tienen sus clientes y no donde tienen sus sedes.

De momento, once empresas francesas y once alemanas inician este titánico esfuerzo, una lucha de David contra el Goliat tecnológico estadounidense y su rival asiático, Alibaba, con músculo financiero para convertirse en el líder global. Amazon, Microsoft y Google dominan hoy dos tercios del ‘cloud computing’ a nivel mundial.

En la plataforma de la nube europea están las alemanas SAP, Deutsche Telekom, Deutsche Bank, Siemens o BMW y las galas Orange, EDF o Atos, capitaneada entre 2008 y 2019 por el actual comisario europeo de Mercado Interior e Industria, Thierry Breton. El objetivo es acabar con la hegemonía estadounidense en la nube y frenar el trasvase de datos europeos a la administración y agencias norteamericanas.

Por ahora no se sabe mucho de Gaia-X. Se sabe que no es un nuevo operador ni un centro de datos sino más bien una plataforma que permitirá a muchos proveedores ofrecer servicios de computación en la nube siempre que cumplan unos estándares europeos de calidad y funcionamiento.

La nube y los centros de datos son fundamentales para los ecosistemas digitales actuales porque permiten distribuir y hiperescalar el almacenamiento y la capacidad de cómputo de los servidores locales. Hoy no existe una alternativa europea a esos hiperescaladores estadounidenses y asiáticos, que controlan prácticamente la totalidad del mercado, haciendo a empresas y gobiernos dependientes de sus servicios.

En este contexto, Gaia-X surge como un ambicioso proyecto, oportuno y necesario, para crear una infraestructura de datos europea eficiente, segura y soberana de carácter público-privado. El ministro de Economía alemán, Peter Altmaier, ha descrito Gaia-X como un moonshot, o “disparo a la luna”; un desafío enorme cuyos objetivos requieren de una inversión colosal de dinero y talento. Pero Europa llega al menos 10 años tarde al desarrollo de estas tecnologías.

Al proyecto aún le resta por definir cómo garantizar la movilidad interna de los datos, la gestión de identidades y certificados, quién está en la mejor posición para proporcionar qué servicios, y cómo hacer todo esto garantizando una buena experiencia de usuario. De momento, la documentación disponible contiene más afirmaciones de aspiracionales que detalles técnicos.

La computación en la nube es clave para el desarrollo de la inteligencia artificial y la industria 4.0 en general. Europa enfrenta la urgencia de competir con los grandes para no quedarse atrás en la economía digital. El objetivo es muy ambicioso y está lejos pero no hay otra. Si se consigue los beneficios para los negocios, la ciencia, el estado y la sociedad pondrán a Europa en la posición de liderazgo que sueña desde hace décadas. Es momento de pensar, hacer e invertir en grande.