La controversia alrededor de dónde yace el rey Arturo no ha cesado en siglos (sin olvidarnos de la que rodea a su propia existencia). Hoy la leyenda lo ubica en una finca situada al sur de Gales, en la villa de Caerleon. Se dice que en ese pueblo galés se guardan los restos del mítico personaje y de sus caballeros. Este nuevo supuesto lugar se descanso del monarca se hizo público a partir de varios libros de investigación histórica. La historiografía existente apunta que el mítico Arturo adoraba retirarse a la villa galesa de Caerleon.

Muchos de los estudios artúricos ahora publicados se basan en los escritos de Geoffrey de Monmouth. El clérigo dejó escrito en torno al año 1133 que el monarca británico y a sus caballeros les gustaba tanto esta región que llegaron a trasladar a sus verdes prados la Corte en varias ocasiones. Además, el escritor galés recoge en sus textos descripciones exactas de Caerleon, una región a la que se supone que estaba muy ligado, como se refleja en su obra Historia Regum Britannieae (Historia de los reyes de Gran Bretaña).

Por otro lado, parece bastante oportunista situarlo en una finca que se encuentra en venta, y que repose dentro de ella el legendario rey aumenta evidentemente su valor. Además, siempre quedarán fuentes tradicionales que sigan confiando en Glastonbury (Somerset, Reino Unido) como el epicentro del misterio artúrico, el enclave que siguen visitando aquellos que anhelan rendir homenaje a Arturo y a sus caballeros.