Los algoritmos necesarios para la navegación de un satélite en el espacio o el desarrollo de instrumentos necesarios para los trabajos de agrimensura o control de cosechas, son algunas de las aplicaciones posibles que impulsan el diseño de Vehículos Aéreos No Tripulados (VANT o drones) por parte del del Grupo de Procesamiento de Señales, Identificación y Control (Gpsic).

Este equipo está conformado por docentes, investigadores y tesistas del Departamento de Electrónica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (FI-UBA), que comenzó a incursionar en la construcción de VANT a partir de la necesidad de testear desarrollos de navegación en los que trabaja junto a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae).

«En los VANT que construimos, lo que más nos interesa probar son las placas que utilizamos como computadoras de vuelo y los sensores, y sobre esos desarrollos vamos explorando otros caminos», explicó en diálogo con Télam Claudio Pose, ingeniero electrónico de 27 años, estudiante de maestría e integrante del Gpsic.

«Nuestro equipo trabaja con la Conae en los sistemas de navegación satelital y algoritmos para vectores; ensayar con cohetes y satélites reales es muy complejo y costoso, pero para probar herramientas referidas a la inclinación y la posición podemos utilizar VANT y ensayar 10 o 20 veces en el mismo día sin salir del gimnasio de la facultad», precisó.

El ingeniero señaló que «a los desarrollos en navegación se le integran las herramientas de control» y es ahí donde comienzan a construirse distintos tipos de drones «de acuerdo a las necesidades de cada investigación, y en eso la tecnología de impresión 3D facilita mucho el trabajo».

«Una de las capacidades más importantes en este área de investigación es la recolección de datos y filtrado de sensores; en un VANT puede haber un acelerómetro, un giróscopo, un magnetómetro y un sistema de geoposicionamiento entre otras herramientas, y es necesario poder sistematizar toda esta información», agregó.

«En muchos casos los distintos sensores de un mismo VANT pueden dar señales contradictorias respecto a la ubicación o trayectoria de la plataforma, y ahí es dónde es necesario un prolijo trabajo de evaluación y programación para garantizar el correcto funcionamiento del conjunto», completó.

Pose relató que «este tipo de tecnología tiene múltiples aplicaciones, desde las tareas de agrimensura hasta el control de cosechas u otras actividades agropecuarias».

«Uno de los proyectos en los que trabajamos fue un sistema que permite que un VANT no aborte inmediatamente su misión ante el fallo de uno de sus motores, diseñamos una configuración para hexacópteros en la que mediante la reprogramación de la computadora el VANT puede evaluar si el gasto de energía extra que supone la perdida de un motor le impide continuar o que ajustes debe hacer para completar su tarea en esas condiciones», apuntó.

El ingeniero evaluó que «la popularización» de los drones y la reducción de los costos de sus componentes «han hecho esta tecnología mucho más accesible, no sólo para quienes los adquieren por entretenimiento, sino también para muchos investigadores cómo nosotros que a partir del acceso a estas plataformas podemos probar muchas más cosas».

«Esto también fomenta por un lado la investigación de la tecnología y sus posibles aplicaciones, y por otro lado comienza a emerger un sector industrial que por un lado provee de componentes y por el otro lado empieza a exigir nuevos productos para el mercado», añadió.