En plena temporada veraniega, con la ciudad repleta de turistas, el centro de Río de Janeiro se convirtió ayer en una zona de guerra. Violentos enfrentamientos estallaron entre la policía militar y empleados públicos que protestaban contra las medidas de ajuste con las que el gobierno estatal pretende evitar la bancarrota.

La manifestación de cerca de 2000 personas había comenzado pacíficamente al mediodía frente a la Asamblea Legislativa del Estado de Río de Janeiro (Alerj), que retomaba sus actividades después del receso de verano. En su agenda tiene la aprobación del severo paquete de austeridad acordado por el gobernador Luiz Fernando Pezão a cambio de recursos del gobierno federal. La mayoría de los participantes del acto eran trabajadores del sistema de salud, funcionarios del Poder Judicial, jubilados, empleados de empresas públicas y policías civiles que tienen sus sueldos atrasados al menos dos meses por la difícil situación financiera que atraviesa el estado como resultado de la crisis económica de los últimos dos años.