Una explosión de grandes dimensiones se produjo este miércoles en la mayor refinería de PDVSA y el fantasma de la escasez de combustible sobrevuela en la región. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, denunció que el siniestro se produjo por un ataque armado contra la mayor refinería del país, un día después de que dirigentes opositores alertaran sobre una explosión, sin víctimas, en sus instalaciones.

La refinería de Amuay, ubicada en el noroeste del país, «fue atacada con un arma poderosa, un arma larga», sentenció Maduro en una conferencia de prensa con medios internacionales en el palacio de Miraflores.

«Quisieron provocar una explosión» y «derribaron una torre con un nivel de espesor en su acero superior a un tanque de guerra», explicó el presidente.

Así lo explicó sobre el final de una conferencia de prensa con medios internacionales.

También indicó que las autoridades investigan qué tipo de arma habría sido usada y responsabilizó por el incidente a «grupos terroristas de Juan Guaidó», el líder parlamentario opositor reconocido como presidente encargado de Venezuela por cerca de 60 países.

«Maduro, como ya es costumbre, miente; lo que destruyó Amuay y las refinerías fue la corrupción y el saqueo», replicó Guaidó en su cuenta de Twitter.

Amuay pertenece al gigantesco complejo refinador de Paraguaná, uno de los mayores del mundo, con capacidad instalada para procesar hasta 955.000 barriles por día de crudo y combustibles.

Además, su capacidad quedó seriamente mermada desde que en 2012 sufriera un devastador incendio tras una explosión que dejó al menos 55 muertos y 156 heridos, en un hecho que hasta hoy no fue esclarecido.

Por otra parte, su producción está lejos de sus mejores días por el colapso de la industria petrolera en Venezuela pese a que el país tiene las mayores reservas comprobadas de todo el mundo.

La oferta de crudo del país, que era de 3,2 millones de barriles diarios hace 12 años, está por debajo de los 400.000 en la actualidad de acuerdo con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

Su sistema de refinación, con capacidad total para 1,3 millones de barriles diarios, se vio golpeado por la crisis socioeconómica que azota desde hace años al país.