Por Nabih Yussef*

«Vamos a escribir la nueva historia y la va a escribir el pueblo soberano de Venezuela” dijo el presidente Nicolás Maduro tras conocerse los resultados de la Asamblea Constituyente.

La reacción internacional fue, sin embargo, un espaldarazo a la legitimidad del proceso electoral, donde no participó la oposición. La “grieta” venezolana es tan sorda que ambos sectores han llamado a sus simpatizantes a las urnas en comicios separados. Por un lado la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha desarrollado un plebiscito sin respaldo del Consejo Nacional Electoral, consultando a la sociedad por el rechazo de la constituyente propulsada por el gobierno. Mientras el pasado domingo 30 de julio, Maduro llamó a los venezolanos a la constituyente para reemplazar paradójicamente a la constitución de 1999 impulsada por el ex mandatario Hugo Chávez.

Países como Nicaragua, Bolivia y El Salvador respaldaron el proceso, mientras una docena de países entre ellos México, Argentina, Brasil y Estados Unidos condenaron el escrutinio anticipando su negativa a reconocer los resultados. Lo que deja a Venezuela aislada de las principales potencias regionales.

Datos que no mejoran

La división política de Venezuela inmoviliza la estructura del Estado y agudiza la situación económica. El producto bruto interno (PBI) del país ha descendido 10 puntos porcentuales en lo que va del año y su economía se ha extranjerizado producto de la compra de acciones de Goldman Sachs. La financista internacional adquirió acciones devaluadas de la gigante petrolera PDVSA por us$2.800 millones, lo que influirá en el diseño económico de la política de la compañía.

Mientras tanto en el plano humanitario, las cifras se acercan a 140 muertos, 15 de ellos en la última jornada electoral. Esto puede traducirse en hipótesis de conflicto regional por el incremento de los desplazados venezolanos a países como Colombia, Brasil, Ecuador y Perú para huir de la crisis política y de la crisis económica traducida en 720% de inflación y 22% de desocupación.

El escenario sigue abierto.

*Analista internacional, Director de www.CEIEP.org