En su informe gremial anual «Indice Global de los derechos de la CSI ‘Los peores lugares del mundo para los trabajadores'», la Confederación Sindical Internacional (CSI) aseguró hoy en Ginebra que «el continente americano continúa siendo una de las regiones más peligrosas para el ejercicio de la actividad sindical».

En el documento se dan precisiones sobre cuales son los países más peligrosos para el ejercicio del sindicalismo, «Colombia, Guatemala y Honduras hay recurrentes asesinatos o amenazas a la vida e integridad física de los sindicalistas, traslados y despidos antigremiales, procesos penales contra los dirigentes y reformas legislativas que obstaculizan el ejercicio de la libertad sindical y la negociación colectiva», señaló el informe anual de la entidad.

La CSI presentó el informe en la Sala XIX del Palacio de las Naciones y en el marco de la 104º Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que se realiza en Ginebra, Suiza.

El documento de la CSI que lidera Shannan Burrow sostuvo que en aquellos tres país del continente existe «una sistemática y generalizada impunidad frente a los crímenes y atentados contra la integridad física y la vida de dirigentes» y, los gobiernos, «incumplen de forma flagrante la obligación de garantizar la seguridad de los trabajadores para que realicen sus actividades».

La organización mundial expresó su «gran preocupación» a partir de que en varios países del continente recrudeció «la criminalización de la acción sindical con la apertura de procesos administrativos y penales contra trabajadores por participar en legítimas huelgas».

En otros de los párrafos del documento, la organización destaca:»El defecto estructural de la región es el elevado nivel de desigualdad socio-económica y de informalidad laboral. Hay aún unos 130 millones de trabajadores con empleo informal, sujetos a varias vulnerabilidades por tener menores oportunidades en el acceso a la salud y educación de calidad y por la imposibilidad de ejercer el derecho de organizarse y de negociación colectiva», puntualizó.

Para la CSI existe en muchos países «una clara crisis de gobernabilidad y legitimidad política por la ausencia de capacidad para responder satisfactoriamente a las demandas de la sociedad».

También sostuvo que los gobiernos que aplican políticas económicas neoliberales, de limitación del Estado y reducción o eliminación de la protección social son los que menos garantizan el ejercicio de la libertad sindical y, del mismo modo, «los que toleran la profundización de la desigualdad y de la exclusión social».

Por contrapartida, aquellos que adoptan políticas post-neoliberales para disminuir esas desigualdades tienen «especial preocupación por fortalecer la posición de los trabajadores y promueven la libertad sindical, garantizando su seguridad».

«Esa situación se visualizó de forma clara y reciente en el agresivo ataque del globalismo neoliberal contra la OIT y el derecho de huelga como derecho humano de los trabajadores. En ese conflicto el Grupo Latinoamericano y del Caribe (Grulac) asumió una postura a favor de ese derecho y del sistema normativo», aseveró.

También subrayó en el informe que la ofensiva del neoliberalismo es un tema crucial que trasciende cualquier espacio territorial y que la profunda crisis económica, social y política generada en 2008 obligó a las naciones periféricas y dependientes a resistir la posibilidad de que «los costos de su superación no sean cargados sobre las espaldas de los trabajadores y los pueblos».

«Para ello presionan algunos gobiernos y empresas, por lo que el movimiento sindical de las Américas tiene un rol político esencial para superar los desequilibrios estructurales regionales», afirmó.

El informe anual referido al continente puntualizó que la Confederación Sindical de las Américas (CSA) que lidera Víctor Báez impulsa la aplicación de la Plataforma de Desarrollo de las Américas (PLADA) para «la construcción de verdaderas democracias con justicia social, respeto de la libertad sindical, desarrollo social inclusivo, ambiental y económicamente sustentable».

«La PLADA garantizará que los pueblos y no las corporaciones y firmas transnacionales sean quienes determinen el rumbo social y político en el continente americano», concluyó la CSI.