Una nueva tregua de 72 horas entró en vigor este domingo entre los dos generales que se disputan el poder en Sudán para facilitar la llegada de ayuda humanitaria, en vísperas de una conferencia internacional en Ginebra.

El alto el fuego, anunciado por Arabia Saudita y Estados Unidos, rige desde las 6 (las 11 en la Argentina) en este país de África del Este, uno de los más pobres del mundo.

Sudán está inmerso en un conflicto que empezó el 15 de abril entre el jefe de Ejército, el general Fatah al Burhan, y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), comandadas por el general Mohamed Hamdan Daglo.

La guerra ya ha dejado más de dos mil muertos, según la ONG ACLED, y más de 2,2 millones de desplazados y refugiados, según Naciones Unidas.

El conflicto también agravó la crisis humanitaria que sufre el país.

Según la ONU, 25 de los 45 millones de habitantes que tiene Sudán sobreviven actualmente gracias a la asistencia humanitaria.
Arabia Saudita patrocinará el lunes una conferencia internacional en Ginebra para recabar más ayuda.

El contexto es difícil. Todas las agencias de la ONU afirman que no recibieron ni una quinta parte de los fondos solicitados.

Ambos campos se comprometieron a respetar el cese el fuego, a pesar de que las anteriores treguas fueron sistemáticamente violadas.

Las dos partes «acordaron permitir libertad de movimiento y entrega de ayuda humanitaria en todo Sudán», indicaron los mediadores.

En Omdurmán, una ciudad situada al lado de Jartum, la capital, Sami Omar declaró que quería «un alto el fuego completo, porque una tregua no basta».

«Pueden dejar de enfrentarse, pero las FAR no dejarán las casas [que ocupan] y pasar por los puntos de control sigue siendo tan difícil durante los días de combates», añadió.

En caso de no respeto de la tregua, Arabia Saudita amenazó con «posponer» las negociaciones que tienen lugar en su país entre ambas partes.

Las tratativas, que empezaron hace semanas, no lograron hasta ahora poner fin a las hostilidades.

Sin embargo, ambos bandos siguen enviando emisarios en distintas capitales.

El presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sisi, aliado del ejército sudanés, recibió el domingo el número dos del general Burhan.

En el terreno, la situación sigue siendo alarmante, con escasez de comida y medicamentos.

Jartum vivió los últimos dos días un repunte de los bombardeos aéreos, que dejaron al menos 17 civiles muertos, incluidos cinco niños.

Las FAR, que acusan al Ejército de concentrar sus bombardeos en zonas residenciales, aseguraron que derribaron un avión caza del cuerpo.

Varios barrios de la capital están sin agua potable hace semanas y la red eléctrica funciona sólo unas horas por semana.

Túnez protestó este domingo por el saqueo de la residencia de su embajador en la ciudad, perpetrado por «grupos armados».

Los encarnizados choques también aceleraron el éxodo en la región de Darfur, en el oeste, una de las zonas más afectadas por el conflicto.

Darfur está «presa de la violencia», alertó la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF).

Los testimonios de ataques masivos contra civiles se multiplican en esa región, de donde unos 149.000 huyeron hacia Chad desde el inicio de los combates el 15 de abril, según datos de la ONU.

Darfur, que ya fue devastada por una guerra civil a inicios de la década del 2000, se encamina hacia un nuevo «desastre humanitario», alertó el jueves el secretario general adjunto de asuntos humanitarios de la ONU, Martin Griffiths.