MARTES, 26 DE NOV

Un muerto por un tiroteo en el aeropuerto de Kabul, en medio de las caóticas evacuaciones

El interior del aeropuerto está controlado por tropas de Estados Unidos, y soldados afganos están colaborando con los esfuerzos de evacuación. Los talibanes acusan a Estados Unidos del caos en el aeropuerto y dicen que no hay ninguna necesidad de huir de Afganistán.

Un soldado afgano murió hoy en un tiroteo en un acceso al aeropuerto internacional de Kabul, informó el Ejército alemán, en otro incidente en medio de los caóticos esfuerzos de evacuación de quienes huyen de Afganistán tras la toma del país por los talibanes.

Mientras tanto, los talibanes enviaron combatientes a una zona al norte de Kabul para eliminar bolsones de resistencia a su fulgurante conquista, que culminó el 15 de agosto con la toma de la capital afgana y el colapso del Gobierno sostenido por Occidente.

Los talibanes dijeron haber retomado tres distritos que sus oponentes les habían arrebatado un día antes y que habían rodeado una provincia vecina, Panjshir, que es la única que aún no ha caído bajo su control.

El presidente estadounidense, Joe Biden, no descartó anoche extender las evacuaciones más allá del 31 de agosto, la fecha que él mismo había fijado para completar la retirada de Afganistán de las tropas de su país.

El Gobierno británico dijo hoy que el primer ministro Boris Johnson presionará mañana a Biden para extender el plazo durante una cumbre virtual del G7, argumentando que, sin la presencia estadounidense, otros países deberán frenar sus propias evacuaciones.

Sin embargo, un vocero de los talibanes, Suhail Shaheen, dijo hoy a la cadena de noticias británica Sky News que la fecha del 31 de agosto es una «línea roja», y que extender la presencia estadounidense «provocará una reacción».

Además, la agencia de noticias francesa AFP dijo que dos responsables de los talibanes, a los que no identificó, le dijeron que la milicia no anunciará la constitución del nuevo Gobierno inclusivo que ha prometido mientras haya soldados estadounidenses en el país.

Las fuerzas de seguridad afganas se desbandaron ante el avance de los islamistas, pese a que Occidente invirtió miles de millones de dólares para entrenarlas y equiparlas en 20 años desde la invasión internacional que había derrocado a los talibanes.

Aunque los talibanes decretaron una amnistía general, decenas de miles de afganos han tratado de huir del país, temerosos de que los islamistas vuelvan a imponer las draconianas medidas que caracterizaron su anterior Gobierno, entre 1996 y 2001.

Esto ha provocado caos en el aeropuerto de Kabul, para muchos la única salida posible del país. El interior del aeropuerto está controlado por tropas de Estados Unidos, y soldados afganos están colaborando con los esfuerzos de evacuación.

Las calles que van al aeropuerto están bajo dominio de los talibanes, que han hecho disparos al aire y golpeado a gente para intentar contener a las desesperadas multitudes, en jornadas con altas temperaturas de unos 35 grados.

Un tiroteo se desató hoy en uno de los accesos al aeropuerto, donde siete afganos murieron ayer en una estampida de miles de personas. No quedaron claras las circunstancias del tiroteo, que ocurrió en horas de la madrugada.

El Ejército alemán, que participa de las evacuaciones, dijo por Twitter que un guardia de seguridad afgano fue muerto y otros tres resultaron heridos por disparos hechos por «atacantes desconocidos».

Más tarde aclaró que las víctimas eran «miembros del Ejército afgano», informó la agencia de noticias alemana DPA.

Emergency, una ONG italiana que opera hospitales en Afganistán, dijo que había tratado a seis personas con heridas de bala sufridas en el aeropuerto.

La semana pasada, cientos de afganos invadieron la pista y algunos se colgaron de un avión militar de transporte estadounidense mientras despegaba, para luego caer y morir.

Al menos siete personas murieron ese día, además de los siete de ayer.

Los talibanes acusan a Estados Unidos del caos en el aeropuerto y dicen que no hay ninguna necesidad de huir de Afganistán.

La milicia islamista ha prometido traer paz y seguridad tras décadas de guerra y que no busca represalias contra aquellos que hayan trabajado para Estados Unidos, la OTAN o el depuesto Gobierno afgano.

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