El movimiento telúrico se produjo a las 22.27 hora local (10.27 hora argentina) a una profundidad de unos 43 kilómetros, según el USGS, y se sintió en las ciudades costeras de Kushiro y Nemuro.

Los principales medios de comunicación japoneses no informaron de víctimas o daños materiales. No obstante, un experto advirtió en la televisión pública NHK que los habitantes debían permanecer vigilantes durante una semana por si se produjeran réplicas.

Los terremotos son habituales en Japón, ubicado en el llamado «Anillo de Fuego», un arco de intensa actividad sísmica que se extiende por el sudeste asiático y la cuenca del Pacífico.

El país cuenta con una estricta regulación en materia de construcción para garantizar que los edificios resistan temblores de gran intensidad y realiza simulacros de emergencia de forma rutinaria para prepararse ante una gran sacudida.